La Cámara de Diputados vota hoy el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo. Sofìa Mercader resume los argumentos en favor del aborto con más consenso.
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Llegamos al final del recorrido. Hace seis meses el reclamo por la legalización del aborto no aparecía en los diarios, ni se mencionaba en Intratables, ni las estrellas de televisión se adherían a su causa, ni mi pantalla (que es desde la cual veo a la Argentina desde mi casa en un pueblo frío en el centro de Inglaterra) se había llenado de pañuelos verdes. Me cuentan mis amigas que en las calles de Buenos Aires las mujeres jóvenes se atan el pañuelo a la mochila, al cuello, se visten y se pintan de verde, y a mi me gustaría estar allá con ellas y no sentada frente a una computadora.
No sabemos qué va a pasar hoy, pero el recorrido fue, a mis ojos, inmejorable. Que personas de la sociedad civil hayan apoyado sus posturas esgrimiendo argumentos y razones acerca de este tema semana tras semana en los recintos del Congreso de la Nación me parece un signo de madurez. No sé si eso dice algo acerca de la madurez de los argentinos o de la madurez de los diputados de la Nación, pero sí dice algo de la altura con que decidimos, como sociedad, debatir este tema. El ritual de las intervenciones fue plebeyo: tanto expertos como personas públicas pudieron expresarse y fueron respetadas y escuchadas por audiencias más grandes de las que se encontraban en esas salas. Hay que celebrarlo.
Muchas de las personas que expusieron en el Congreso han esgrimido sus argumentos a favor de la legalización del aborto – que es la postura que yo sostengo – con mucha más solvencia de lo que yo podría hacer acá. Sin embargo, , obsesionada por este tema, hace días que pienso qué habrá quedado de todo esto lo que se dijo. Porque, pase lo que pase, todas estos días de debate ya se ganaron un lugar en la historia. Acá un resumen de argumentos los argumentos que, a mi juicio, tuvieron más impacto en estos días:
- El proyecto de legalización del aborto debe abordarse como un tema de salud pública. Es un hecho de la realidad que muchas mujeres que tienen embarazos no deseados abortan, en Argentina y en todo el mundo, ahora y desde siempre. No legalizar el aborto es solamente mirar para otro lado y seguir arrojando a muchas mujeres a hacerse abortos clandestinos, poniendo en riesgo su vida. Imagínense, por un momento, la angustia de tener que tomar esa decisión sabiendo que una se enfrenta a la posibilidad de la muerte. Debemos ser solidarios con esa situación y facilitar el acceso a un aborto seguro en esos casos, porque ahí se juega la vida de la mujer.
- Las mujeres tenemos derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo. Se habla del feto, de la persona por nacer, del embrión, como si fuera un designio de Dios completamente independiente de quien lo gesta. Esto muestra, sin dudas, el machismo que impera en algunos discursos: se le dan más derechos a ese embrión que a la mujer gestante. De ahí que se diga que si los hombres se embarazaran la legalización del aborto se habría aprobado hace mucho tiempo. En insensato que una mujer esté obligada a tener un embarazo no deseado porque la ley se lo prohíbe. Nadie puede obligar a un sujeto de derechos prestar su cuerpo para otros. Además, el embarazo no deseado también es responsabilidad del hombre, pero sin embargo en él no recae responsabilidad ni culpa alguna.
- El cigoto, embrión o feto no es persona. Quienes están en contra de la legalización del aborto sostienen que el embrión es vida humana. Puede que sea vida humana, así como lo es un hígado o un pulmón, pero no me parece sensato pensar que un embrión es sujeto de derechos de la misma manera que lo es una persona ya nacida. Por esto, el aborto es legal en Argentina en casos de violación o de riesgo para la vida de la mujer, y no se considera un crimen abortar en estos casos. Así como no se considera crimen el aborto en muchos países del planeta (TODOS los países europeos excepto Polonia, Estados Unidos, gran parte de Asia y Oceanía, Sudáfrica, Uruguay, Ciuda de México) y nadie diría que estos estados son asesinos porque garantizan un aborto seguro a las mujeres.
- En democracia, debemos aprender a convivir con personas que tienen creencias y estilos de vida diferentes. Si aún todos los argumentos de arriba no convencen a quienes creen fuertemente que una mujer que tiene un embarazo no deseado no debe abortar, uno debería entender que no puede imponerle a otros su manera de pensar. Así como en los Estados modernos no se puede imponer la enseñanza de una religión particular a los ciudadanos, creo que no se puede imponer la creencia acerca de que un feto es persona a la población. La mujer que tiene un embarazo no deseado que por creencias personales piense que, de todas maneras, no debe terminar su embarazo, está en todo su derecho a continuar con su embarazo. Que el aborto sea legal no va en contra de esto. Por otra parte, las mujeres que tengan un embarazo no deseado que no consideren que esté mal realizarse un aborto, lo podrán hacer en condiciones seguras para su vida e integridad física sin perjudicar a nadie. Una sociedad democrática y madura es aquella en las que las diferencias pueden convivir sin perjudicarse mutuamente. Creo que una sociedad madura también es una sociedad con mayores derechos, libertades y legalidad, para todas las personas, pero en especial para las mujeres.
Todavía quedan un trecho por recorrer. La licencia por paternidad, por ejemplo, es una tema que todavía no está en agenda y que es fundamental, porque actúa en el ámbito doméstico, en donde se juegan muchas de las injusticias y prejuicios que sufrimos las mujeres por ser mujeres. Sin embargo, que estemos discutiendo la legalización del aborto es un paso adelante. Siento orgullo de pertenecer a esta época.