Vaca Muerta captó la atención de todo el mundo, sobre todo de las dos grandes potencias económicas en puja por la hegemonía: Estados Unidos y China. ¿Qué intereses se esconden detrás de las intenciones de apoyo y financiación de este nuevo yacimiento? Escribe en esta oportunidad Juan Manuel Carrillo.

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Desde el momento en que se confirmó que extraer hidrocarburos de Vaca Muerta era viable, los gobiernos nacionales no han dudado en convertirla en la imagen del progreso nacional. El 10 de mayo de 2011 Cristina Fernández presentaba con entusiasmo al megayacimiento de petróleo, el cual permitiría “seguir sustentando, sosteniendo y promoviendo el desarrollo de los argentinos”[1]. Dicho desarrollo debía estar acompañado por inversión extranjera ya que la Argentina carece de capitales propios suficientes para llevarlo adelante. Ya desde el 2010 las compañías petroleras chinas Sinopec y CNOOC anunciaban inversiones en el país. Para ese entonces, las inversiones extranjeras directas (IED) chinas en Argentina fueron de US$ 27 millones, en 2012 alcanzaron los US$ 743 millones[2]. Las IED no corresponden necesariamente en su totalidad al sector hidrocarburífero, pero su abrupto y colosal incremento guarda una relación temporal con el descubrimiento de las grandes reservas argentinas. Desde cierta lógica estos podrían no ser más que signos positivos de progreso y crecimiento económico, sin embargo no todos los actores que intervienen en la industria realizarían tales afirmaciones. En un intento por reconocer las consecuencias que presenta la masiva llegada de capitales chinos al sector energético, este artículo estará enfocado en la posición que la Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina (FeTERA) toma con respecto a la discusión, apoyándonos en informes de uno de sus pilares de difusión de corte académico, el Observatorio Geopolítico de la Energía y Soberanía (GENSUR).

En septiembre de 2017 la empresa Bridas Corporation, propiedad en un 50% de la china CNOOC, se fusiona con British Petroleum formando la mayor petrolera privada del país. A los pocos días del anuncio José Rigane, secretario general de FeTERA, escribe para la página del gremio en rechazo al acuerdo bajo el lema: “más concentración, más extranjerización, más extractivismo, menos soberanía.[3] . En otra de las publicaciones de la página titulada “Las Petroleras buscan exportar el gas de Vaca Muerta por puertos chilenos” se advierte sobre la existencia de tratados de comercio bilaterales entre Chile y China, “un gran consumidor energético  que busca reemplazar su matriz de generación energética.” [4]. Resulta importante remarcar que China sostiene su inmenso consumo de energía con carbón, una fuente que parece haber quedado atrás en el tiempo y cuyo uso acarrea severas consecuencias ambientales. Es por ello que su consumo de petróleo viene en aumento, en la actualidad China es el segundo mayor importador de petróleo del mundo, sólo por detrás de EEUU. En este sentido la denuncia de la federación es clara; las petroleras chinas traen capitales a la Argentina con la finalidad de exportar los hidrocarburos que extraigan hacia su país de origen. Cabe destacar también que dichas petroleras son de propiedad estatal china, por lo que no sería de extrañar que todas respondieran a un mismo proceso.

Por otro lado, el discurso frente a China en la discusión energética no es siempre el mismo. En mayo de 2018 el gobierno toma la decisión de suspender la construcción de la Central Nuclear Atucha III, que estaría financiada en un 85% por un préstamo chino. La federación publica en su web una entrevista realizada al ingeniero Agustín Arbor, especialista en seguridad radiológica y nuclear[5]. Arbor califica la suspensión del proyecto como una “medida absurda”, denunciando que desarticula un “acuerdo ventajoso” que estaba dirigido a la obra pública, involucraba tecnología avanzada y repercutía generosamente sobre gran parte de la industria nacional. La federación agrega en el artículo que el acuerdo era “producto también de la diplomacia” que “beneficiaba a ambos países”.

Ahora bien, siguiendo el hilo de las publicaciones de la federación, el gigante asiático pareciera tener dos caras. Por una parte nos topamos con una máquina extractivista, cuya única finalidad es la de sustentar como sea su viraje en política energética, y por el otro vemos a un generoso magnate dispuesto a financiar el desarrollo soberano. Para entender las diferencias entre una situación y la otra resulta necesario volver a un concepto antes mencionado, el extractivismo. Este puede entenderse como la sobre explotación de materias primas, así como la exportación a gran escala de las mismas. Por un lado nos encontramos con que los hidrocarburos presentes en Vaca Muerta son casi en su totalidad no convencionales, lo que quiere decir que para extraerlos se requiere de la fractura hidráulica o fracking, una técnica con enormes costos socio ambientales, prohibida en la mayoría de los países europeos. Además existe la posibilidad, como ya se señaló, de que lo obtenido de estas cuencas sea directamente exportado a Asia a través de Chile, dejando sólo las violentas consecuencias del fracking sobre el territorio. Otra característica relevante es que la llegada de capitales en este sector se dio a través de las IED, es decir que la inversora extranjera posee la influencia suficiente para tomar las decisiones en la empresa. Esto implica una mayor privatización de la industria, derivando en la mercantilización de bienes y servicios públicos, como lo es el uso de la energía.

El caso de la energía nuclear es distinto, en primer lugar la participación china se iba a dar en forma de préstamo, el cual podía ser devuelto con las mismas ganancias que la central que sería de propiedad estatal argentina generase. En segundo lugar el funcionamiento de una planta nuclear se encuentra lejos del fracking en relación a sus impactos sobre la población. Por el contrario, es considerada una fuente sustentable por su ínfima emisión de gases, además de contribuir con el avance de otras disciplinas como la ingeniería, la metalurgia y la medicina, entre otras.

Entonces, ¿Cuál es la verdadera cara del país oriental? Un informe publicado por la GENSUR podría brindarnos alguna explicación[6]. En un apartado titulado “La opción China como prestamista y socio” se advierte sobre la intención china de establecerse como un “super-prestamista a escala mundial” como parte de una “estrategia por superar la hegemonía financiera norteamericana”. Dicha estrategia supone “erogaciones monetarias a cambio de petróleo”. Se evidencia que durante 2005 y 2014 China concedió en America Latina créditos que totalizaban los 120 mil millones de dólares. La mitad de estos correspondían a Venezuela, los cuales “deben ser devueltos con el precioso oro negro”.

En una entrevista para la revista online de la federación[7], la socióloga Maristella Svampa comenta que se sorprende ante la ingenua reacción de ciertos sectores de la izquierda latinoamericana que ven a China como un contrapeso frente al imperialismo norteamericano. Advierte sobre la implementación de tratados de libre comercio y de convenios unilaterales entre Argentina y el nuevo hegemón asiático, que se negocian “en una situación de absoluta subordinación, mucho más en un contexto de crisis”. A su vez indica que “Hay otros países también que están obteniendo préstamos de China a cambio de commodities, como es el caso de Venezuela o Ecuador”. Esta lectura propone un abordaje regional, en el que la necesidad de financiamiento externo pareciera ser un problema común en varios países de Latinoamerica.  Ahondar en las causas de dicha necesidad excede al alcance de este trabajo, pero lo que se reconoce a grandes rasgos es que son EEUU (mayor importador de petróleo) y China (segundo mayor importador de petróleo) quienes ofrecen sus capitales para respaldarla. Los préstamos directos son la puerta de entrada al paraíso de la materia prima latinoamericana, quien más presta más se lleva. En este sentido no sería descabellado incluir la intención china de financiar la construcción de Atucha III dentro de una misma estrategia regional, tampoco lo sería asociar la sorpresiva suspensión del proyecto a la influencia norteamericana, quien tiene fuerte presencia dentro del FMI.

Puede que sea cierto que los tratados unilaterales con China no sean muy distintos a lo que ofrece EEUU, pero es innegable que abren un abanico de alternativas, más aún en un contexto de fricciones constantes entre ambos. La guerra comercial entre EEUU y China tiene nombre en Argentina y se llama Vaca Muerta. Es prudente mencionar que sería un grave error pasar por alto las severas consecuencias del fracking sobre la población y el medioambiente, pero también lo sería ignorar la necesidad que nos lleva a depender de los capitales extranjeros. Estará nuestro país saber sacarle provecho a un partido en el que no somos protagonistas, pero que jugamos de local. El yacimiento presente en nuestro territorio recibió la atención del mundo entero, y guarda dentro de él valor suficiente como para transformarse en el campo de batalla de estos dos imperios. Tal vez sea este el momento que el granero del mundo venía esperando para despertar de su agónica ilusión, tal vez, la política exterior y la estrategia internacional ya no sean sólo un juego entre potencias, aunque tal vez nunca lo fueron.


[1] https://www.youtube.com/watch?v=PbF4r8U6bAI

[2] INVERSIONES DE CHINA, COREA Y JAPÓN EN ARGENTINA (pp. 18). Recuperado de: https://rephip.unr.edu.ar/xmlui/bitstream/handle/2133/7453/Inversiones…%20OVIEDO.%20%20%20completo.pdf?sequence=3&isAllowed=y

[3] http://www.fetera.org.ar/index.php/politica-energetica/1760-la-british-petroleum-bp-se-fusionara-con-bridas-mas-concentracion-mas-extranjerizacion-y-mas-extractivismo-en-nuestro-pais

[4] https://fetera.org.ar/index.php/politica-energetica/2094-las-petroleras-buscan-exportar-el-gas-de-vaca-muerta-por-puertos-chilenos

[5] http://www.fetera.org.ar/index.php/politica-energetica/1907-el-plan-nuclear-se-queda-sin-energia

[6] CRISIS ENERGÉTICA (pp. 9-12) Recuperado de: http://www.gensur.org/index.php/news/crisis-energetica

[7] http://www.fetera.org.ar/index.php/politica-energetica/1146-maristella-svampa-a-mayor-extractivismo-menor-democracia

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