¿De qué manera se vincula la Universidad de Buenos Aires con los debates actuales sobre la producción de energía? ¿De qué manera pueden retroalimentarse la industria energética y la universidad? En lo que refiere a esta relación, el vínculo de YPF con la Universidad tiene larga data. Para saber más sobre esta asociación y sus efectos en el mundo académico conversamos con Eduardo Carrone, director de la carrera de Ingeniería en Petróleo de la Universidad de Buenos Aires, para que amplíe nuestro panorama sobre el estado actual de la carrera, su historia y los desafíos del presente y el futuro.
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En una nota de reciente publicación conversamos con Franco di Mauro sobre la transferencia y las formas que tiene la universidad de vincularse con el sector productivo. En lo que refiere a este vínculo hay algunos casos paradigmáticos cuyos orígenes se vinculan al nacimiento de YPF y se extienden hasta la creación de la carrera de Ingeniería en Petróleo de la Universidad de Buenos Aires. El nacimiento de esta nueva rama de la ingeniería en el marco de la UBA tiene una razón estratégica, y corresponde a la necesidad de lidiar con los nuevos desafíos que implican tanto la transición energética, el impacto ambiental, como la dificultad de extracción no convencional de hidrocarburos, fundamental para el desarrollo económico nacional y la autonomía energética.
“La especialización de Ingeniería en petróleo en la UBA nace con un decreto de 1929 del presidente Hipólito Yrigoyen a instancias del Dr. Ricardo Rojas, rector de la universidad, y el General Enrique Mosconi, presidente de YPF, que crea el Instituto del Petróleo de la Universidad de Buenos Aires. Gracias a esta resolución y al trabajo conjunto, los egresados de las distintas ramas de ingeniería podían, con un año más o dos, especializarse en Ingeniería en Petróleo. Esto se desarrolla con un gran aporte de YPF hasta su privatización en los años noventa. A partir de ahí el aporte al Instituto decae y la relación vuelve a potenciarse cuando la empresa vuelve a la órbita estatal en 2012”, señala Eduardo Carrone, director de la carrera de Ingeniería en Petróleo de la Universidad de Buenos Aires. La Especialización es previa a la creación de la Carrera, que abrió sus puertas a los estudiantes en el año 2016, también por el interés de YPF y, particularmente por la necesidad de producir especialistas para la explotación de yacimientos como Vaca Muerta. Eduardo agrega: “Podés ser un Ingeniero Químico o Mecánico o Industrial, especializado en Petróleo, pero te falta conocimiento. Te falta profundización y esa profundización la podés lograr en el trabajo; pero las empresas empezaron a necesitar más preparación específica porque los desafíos son mucho mayores y las tecnologías aplicadas son mucho más sofisticadas. Ahora, no basta con un año”.
La aparición de Vaca Muerta y el agotamiento de los yacimientos tradicionales cambiaron las reglas de juego. En la extracción convencional, los yacimientos son resultado de filtraciones que se produjeron por la ruptura de la roca madre donde los microorganismos sometidos altas presiones y temperaturas generaron el petróleo. Las rocas que resguardan esas reservas “convencionales” son menos resistentes y permiten un acceso más sencillo. “Sin Vaca Muerta hubiéramos tenido que potenciar reservorios convencionales que ya estaban muy agotados; por ejemplo podés inyectar agua y hacer lo que se llama ‘recuperación secundaria’: inyectás agua y barrés el petróleo que queda. Eso se hace, pero en muchos casos es más costoso y obtendrías menos cantidad”, señala Carrone. En cambio, los yacimientos no convencionales son de difícil acceso, poseen el obstáculo de tener que fracturar rocas mucho más resistentes, lo que requiere de más tecnología y gente más capacitada. “A diferencia del resto de las universidades, lo que se destaca en la carrera que desarrollamos en la UBA es la inclusión de materias que preparan a los estudiantes en el desarrollo de esos reservorios no convencionales, porque la carrera es nueva (se creó en 2015). Eso nos distingue de varias otras universidades, algunas de las cuales tienen todavía programas que se pensaron en los años ochenta”, agrega el Director de Ingeniería en Petróleo.
La pregunta que nos planteamos es si es apropiado y conveniente para la Argentina profundizar en el desarrollo de sus riquezas hidrocarburíferas, dados los efectos negativos de la generación de energía combustionando combustibles fósiles y emitiendo dióxido de carbono a la atmósfera. Para analizar esto, hay que saber que cerca del 30% de la producción de energía del mundo proviene del carbón, que contamina con el doble de dióxido de carbono que lo que genera el gas natural. Y nuestros recursos de gas natural (el “mejor” de los combustibles fósiles) son muchos: podrían abastecer por más de 200 años el consumo nacional. La extracción de ese gas y su exportación al mundo puede ser un aporte a la reducción global de emisiones de CO2.
Es necesario entender que este proceso global de Transición Energética, para reducir el Cambio Climático, no implica lisa y llanamente reducir la emisión de gases nocivos a cero sino en neutralizar las emisiones reduciéndolas y/o recapturándolas. También es necesario entender que no todos los países pueden llevar el proceso de la misma manera. Incluso un país como Alemania se ha visto obligado a volver al uso de carbón frente a la imposibilidad de acceder al gas ruso como consecuencia de la guerra con Ucrania.
En definitiva la Argentina deberá planear su propia transición, desarrollando apropiadamente sus recursos, para beneficio de sus habitantes y haciendo aportes al mundo.
Por otro lado, es importante pensar que la producción petrolera no representa un elemento aislado, sino que interactúa con diversos factores que deben tenerse en cuenta a la hora de explotar los yacimientos. Es por esta razón que Eduardo Carrone destaca la formación de los ingenieros egresados de la UBA y el método de enseñanza que se aplica desde los primeros años de la carrera: “Lo primero que tiene que entender un estudiante de Ingeniería en Petróleo es el problema ambiental y social asociado a la explotación petrolera. Desde las primeras materias al estudiante se le presenta un proyecto y tiene que resolver diversas variantes. Porque no se trata sólo de extraer gas y petróleo, sino también de todo lo que sucede alrededor: las rutas que hay que construir, la naturaleza que hay que preservar, las comunidades con las que hay que estar en contacto, las necesidades cotidianas que va a tener que satisfacer una vez en operación, etc. Por ejemplo, hay empresas petroleras que están desarrollando en el sitio un instituto de gastronomía porque no se consiguen cocineros. En un proyecto tenés que pensar qué profesionales necesitás, dónde se consiguen y cómo los formás en el caso de que sea necesario. Entre todo eso también se encuentra el tema del Cambio Climático: si bien la carrera se llama Ingeniería en Petróleo, también nos encargamos de pensar y formar profesionales para poder llevar a cabo la Transición Energética y contribuir con el cuidado ambiental”.
La creación de una carrera específica y moderna, enfocada en resolver un problema particular cambia de manera drástica las formas de vincularse con el aprendizaje y el desarrollo de conocimientos. En este sentido, la formación que ofrece la Universidad de Buenos Aires goza de la particularidad de estar dedicada a la formación de especialistas que permitan encarar los desafíos del presente y el futuro desde una perspectiva práctica y ligada a la realidad inmediata, ya que su plan de estudios es resultado directo de la aparición de Vaca Muerta y la necesidad de explotar esos recursos. Para ello se armó un equipo docente de altísima calidad, conformado por investigadores de la misma Facultad de Ingeniería y por profesionales destacados de la industria petrolera. También se desarrollan encuentros con la participación de las empresas del sector, como el Seminario YPF/FIUBA: “Transición energética: pensando una estrategia para Argentina” desarrollado en 2022, un nuevo ejemplo de la relación YPF / UBA.
Otro de los factores que destaca el director de la carrera es la heterogeneidad del alumnado. En efecto, a diferencia de otras universidades con una población mucho menor, la UBA se destaca por su gran flujo de estudiantes, provenientes de distintas localidades, y de extractos sociales y formaciones muy diversas. Esta particularidad transforma a la universidad en un terreno fértil para el intercambio y la potenciación de los mismos procesos de aprendizaje, multiplicando las perspectivas sobre las problemáticas que se presenten en el camino. Estamos en un momento de alta demanda energética, de necesidad de divisas y de conflictos ambientales. Se está por poner en marcha el nuevo gasoducto que permitirá el transporte de combustible y favorecer su posterior exportación. En este contexto los egresados de la carrera de Ingeniería en Petróleo de la UBA están destinados a cumplir un rol fundamental en el presente y el futuro del país, colaborando con la modernización del sistema productivo argentino y la soberanía energética, dentro del marco de la transición energética global.