De cara a las elecciones que se desarrollarán la próxima semana, en medio un clima político tenso en el que cada gesto está en juego para alcanzar la presidencia, el tema de la salud mental de los candidatos ha tenido cada vez más relevancia. Recientemente, el candidato del oficialismo, Sergio Massa, llegó a clarar públicamente que pediría, en caso de ballotage, que se tres universidades le realicen un psicotécnico a quienes continúen en la carrera presidencial. ¿Por qué? ¿Qué elementos de la psicología se ponen en juego en nuestras elecciones políticas? ¿Qué características tienen las personalidades totalitarias? ¿Por qué uno es capaz de elegir una opción que vaya totalmente en contra de los intereses que realmente desea defender? Estas y alguna preguntas más son las que dispararon el diálogo con los especialistas Luis Jaume y Flabia A. Rodriguez.
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En 1991, Bret Easton Ellis publicó American Psycho, libro que no tardaría en transformarse en un clásico y prefigurar la oscuridad detrás de la cultura yuppie que cultivó Estados Unidos entre los 80 y los 90. Entre los años 1972 y 1980, Deleuze y Guattari publicaban El Anti-Edipo y Mil Mesetas, ambos libros son parte del proyecto “Capitalismo y esquizofrenia”. En 1960, después de una ardua investigación, Elias Canetti publicó su ensayo Masa y poder, texto que trabaja, entre otras cosas, las características paranoicas del poder, hipótesis que también estaría presente en su texto “El caso Schreber”. En 1950, luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, una de las cabezas fundamentales de la Escuela de Frankfurt, Theodor Adorno, publicó La personalidad autoritaria. Los vínculos entre política, economía y salud mental ya cuentan con una larga tradición en el pensamiento contemporáneo, sin embargo, el reciente éxito de algunas personalidades de la política, como Donald Trump, Bolsonaro y Javier Milei, han desatado una nueva otra de reflexiones sobre la relación entre determinados fenómenos políticos y ciertas estructuras psicológicas. Para explorar en mayor profundidad este vínculo, conversamos con los especialistas de la Universidad de Buenos Aires, Luis Jaume y Flabia A. Rodriguez.
Elecciones y confusión
“Este tipo de estudios comenzó después de la Segunda Guerra Mundial, con la publicación de La personalidad autoritaria, de Theodor Adorno. El concepto de ‘personalidad’ que es comportamiento estable a lo largo del tiempo, es eminentemente psicológico. Esto sucede en un contexto en el que los cientistas sociales se preguntan si lo que sucedió en la Alemania nazi no puede volver a repetirse en otro país, como en Estados Unidos. Empiezan a preguntarse, por ejemplo, dadas ciertas condiciones en un gobierno totalitario, siendo estas iguales para todos sus habitantes, cómo había individuos que no obedecían al extremo. A partir de ahí la perspectiva de análisis comenzó a desplazarse de una perspectiva descendente (medios de comunicación, propaganda, instituciones), a enfocarse en cómo los receptores reciben ese mensaje.”, explica Luis Jaume, Doctor en psicología de la Universidad de Buenos Aires, donde también ocupa el carg de profesor Adjunto. La personalidad totalitaria se caracteriza por un nivel muy fuerte de presión hacia el exogrupo y un nivel de adhesión muy alto a la norma endogropal. Jaume aclara que en Psicología social “exogrupo” y “endogrupo” son dos conceptos fundamentales: “El endogrupo representa el grupo de pertenencia, del cual somos parte, y el exogrupo es el otro, el ajeno. Lo que tenés en la personalidad totalitaria es un nivel de adhesión hacia el endogrupo, el grupo de referencia, que es un nivel de obediencia muy alto. Hay un nivel de agresión muy grande a todo aquel que no pertenezca al grupo de referencia, al endogrupo. En el caso del nazismo, si no eras parte del grupo eras inferior. Adorno y sus colaboradores, al desarrollar esta caracterización, crean el germen de la psicología política”. Actualmente la disciplina ha crecido mucho en el campo intelectual y tiene aplicaciones en el mundo de las consultorías, en el mundo de las campañas políticas y en las empresas.
Uno de los temas principales de la psicología política es el comportamiento electoral. Luego de las PASO, gran parte de los sectores políticos que pertenecen al progresismo han tratado de explicar el triunfo de Javier Milei, cuando LLA había perdido todas las elecciones provinciales. La sorpresa fue aún mayor cuando algunos fiscales de mesa comentaros haber encontrado en las urnas mezclas tan antagónicas como Kiciloff gobernador, Milei presidente. Esos resultados exceden cualquier análisis ideológico y cualquier explicación lógica. Sobre esto, Jaume señala que hay muchas investigaciones que corroboran de manera transcultural, es decir, no sólo Argentina sino en todo el mundo, que la gente que realmente está interesada en política es alrededor de un diez por ciento de la población. “Mucha gente decide su voto cinco minutos antes, mientras están en la cola. Desde 1963 se vienen haciendo estudios al respecto. Otro de los temas principales es el de la irracionalidad en la toma de decisiones. ¿Por qué la gente puede votar cosas que no le convienen? El comportamiento electoral no es racional. Mucha gente cree que electorado vota acorde a su pertenencia a una clase social o a determinado lugar. No es así.”, señala Jaume.
El auge de las nuevas derechas ha puesto en primer plano las discusiones sobre la psicología política, sobre todo por las características de las personalidades de sus candidatos y máximos exponentes. El fenómeno electoral que ha tenido lugar en varios paises del mundo, tanto de América como de Europa, puede ser abordado, nos dice Jaume, desde diferentes marcos: “Por un lado, hay una rama que es la de la psicología social, y que trabaja con lo que se denomina representaciones sociales. Este es un concepto de Serge Moscovici. Por otro, está la psicología política que trabaja con estudios cuantitativos, donde hay un concepto constructo que es el de actitudes hacia el populismo. Lo que se observa actualmente es cada vez una mayor disonancia cognitiva en las decisiones electorales. En lo que refiere a actitudes hacia el populismo, si bien se diferencia entre derecha e izquierda, hay elementos en común que pueden observarse fácilmente, como la tendencia a la simplificación del mensaje, por ejemplo, identificar como la causa o la atribución de responsabilidad de un problema a un solo enemigo en común. En el caso de Milei es la casta y en el caso del Kirchnerismo las corporaciones. Eso produce una psicología de la legitimación, empiezan a instituirse ciertos mitos legitimantes, que son ideas que te permiten sentirte bien con vos mismo y preservar el status quo”. Otro concepto importante, que es trabajado por Luis Jaume en sus investigaciones, es el de “cierre cognitivo”, que está relacionado con el grado de dogmatismo que la gente tiene frente a determinado idea. “El concepto de necesidad de cierre cognitivo surge a mediados de los sesenta con otro nombre. A veces cambia un poco la denominación de los constructos. Originalmente se llamaba dogmatismo y fue desarrollado por el psicólogo político norteamericano Milton Rokeach. Luego de la muerte de Stalin salen a la luz los horrores del stalinismo, y ahí se comienza a reflexionar sobre el comportamiento totalitario como algo que está más allá de las divisiones entre izquierda y derecha. Es decir, no tiene tanto que ver con el contenido como con el nivel de aferramiento a determinadas ideas, cómo se estructuran cognitivamente. Esa es la vuelta que empieza a darle Rokeach. A principio de los 90, otro psicólogo, Arie Kruglanski, va a darle otra vuelta más y va a hablar de cognición social motivada. Que sea motivada implica que hay determinados conocimientos que estamos más motivados a aprender en detrimento de otros”. El cierre cognitivo comprende, señala Luis Jaume, el problema de cómo lidiar con la incertidumbre, ya que podemos verlo en su máxima expresión en un contexto límite o de crisis. “La necesidad de cierre -señala- tiene dos grandes componentes: la urgencia y la permanencia. Esto quiere decir que frente a determinadas situaciones urgentes solemos aferrarnos a la primera solución que se nos ofrece. Si no hay posibilidad de realizar un proceso deductivo, nos quedamos con la primera respuesta que aparezca. Luego viene el tema de la permanencia, que entra en juego cuando las condiciones cambian y la forma en la que nos aferramos a la primera idea es en detrimento de la posibilidad de evaluar otras. Aunque la urgencia haya terminado, vos seguís prefiriendo la primera opción”. En este sentido, la teoría del cierre cognitivo permite explicar algunos fenómenos políticos en contextos de crisis. No importa si la respuesta es correcta, si es lógica o si va en contra de mis propios intereses. Basta que surja en oposición a la incertidumbre general para que logre establecerse como punto de partida para organizar mi experiencia del mundo. El cierre cognitivo y la cognición motivada permiten dar cuenta de las decisiones irracionales y las causas de la alta disonancia cognitiva. La discusión sobre la dolarización puede entenderse si se piensa en esta línea. Como el dólar parece ser una moneda fuerte, que no se devalúa como el peso y que es mucho más estable, automáticamente funciona como respuesta frente a la urgencia de la crisis económica, y sirve de ancla para el cierre cognitivo. Si bien todos poseemos una aversión a la incertidumbre, hay algunas personas que poseen mayor resistencia frente a la experiencia de lo indeterminado. Esto explicaría por qué algunas personas son más proclives a adoptar sistemas de pensamiento rígidos y una conducta totalitaria.
Un método
“La comunicación política no es exactamente algo dentro de la psicología política. Si bien lo analizamos desde la psicología, está mucho más cerca de la Ciencia Política. A mí me interesa vincularlo así porque yo me formé con Dr. Narciso Benbenaste, que fue quien fundó la cátedra de Psicología Política y Económica en la UBA. Él tenía un enfoque más atravesado por el psicoanálisis. Luego de su fallecimiento, el actual decano se hizo cargo de la cátedra, sacamos lo referido a lo económico y le dimos un giro más del tipo cognitivo. En Argentina son pocas facultades las que tienen una materia dedicada especialmente a esta rama de la psicología. Está la Universidad de San Luís, que es pionera, La Plata, Córdoba y la UBA. En el caso de España, por ejemplo, no existe la materia a nivel de grado. Podés cursar estudios relacionados al tema si realizás un doctorado, por ejemplo. La gente que vemos en los medios en general viene de la sociología o de la ciencia política, pero no de la psicología”, explica Flabia A. Rodriguez, Licenciada en Psicología, especialista en Psicología Forense y Maestranda en Comunicación Política, y Titular de Victimología, sobre el rol de la disciplina en el campo intelectual argentino. La ausencia de especialistas en los espacios de discusión tiene un impacto directo en los análisis que se realizan sobre el accionar de los ciudadanos. Flabia aclara: “En el último congreso de Ciencia Política al que asistí, uno de los expositores decía Acá tenemos los datos de las encuestas. Ahora, ¿Qué hacemos con esto? Yo pensaba que yo tenía la respuesta. Lo que falta es explicar en esas situaciones es lo que motiva al ciudadano a accionar en términos psicológicos. Por ejemplo, el tema identitario, que es algo que estuvo muy presente en los medios últimamente. Lo identitario tiene un origen profundamente psicológico. Yo me identifico con un político o con un movimiento por un montón de factores psicológicos que subyacen a mi decisión”.
En los últimos años hemos visto un continuo “rebranding” de las agrupaciones políticas y los frentes electorales. “Frente de todos”, “Unidos por la Patria”, “Cambiemos”, “Juntos por el Cambio” y “La Libertad Avanza”, son algo más que simples nombres para un determinado frente político, y en términos comunicacionales accionas mucho más allá. Flabia A. Rodriguez, quien además es especialista en comunicación política, desarrolla la idea: “Pensemos, por ejemplo, en Cambiemos. Ya nadie más va a poder volver a usar esa palabra de la misma manera. Yo, que tengo manuales de comunicación política de todo tipo y de años inmemoriales, sabía que era muy comun usar la palabra cambio para todo lo nuevo que quería proponer. Al interior de un partido funciona igual. Si vos sos una persona joven y querés desplazar al que ya estaba en un cargo, te proponés como el cambio. Con la palabra patria va a pasar lo mismo. No significa lo mismo para mi que para los jóvenes que van a crecer viendo que la palabra está asociada a un partido. Si yo tomo una fecha patria y la asocio a un partido, estoy haciendo que un sector festeje esa fecha y otro ya no.”
A contrapelo de la tradición psicoanalítica que predomina en nuestro país, tanto Luis Jaume como Flabia A. Rodriguez resaltan la importancia de la psicometría y del estudio basado en evidencia, en oposición a la especulación teórica. “Podemos decir que hay dos escuelas. Una escuela es la que predomina en Europa y predomina en Estados Unidos, que es la psicología basada en evidencia. La otra es la que predomina en Latinoamérica y está vinculada al psicoanálisis, donde se teoriza sin que necesariamente haya datos concretos. Cuando uno piensa sin los datos concretos, sin la evidencia, sólo porque algo nos parece, la reflexión tiene mucha carga ideológica. Hay que pensar que pasamos de lo que era la psicobiografía, que alguien se sentaba a pensar en base a la biografía de alguien y a decir que Hitler tenía determinada patología, sin ningún otro sustento que datos biográficos, a trabajar con datos reales. Hoy es imposible trabajar sin datos. No puedo hacer diagnóstico sin datos, y sin saber de dónde son y a qué población corresponden”, explica Flabia. Lo que señala la especialista en psicología y comunicación política también se encuentra vinculado las nuevas tecnologías como la big data. Las nuevas herramientas digitales permiten estructurar grandes niveles de información y producir out puts que no son deducibles a priori por ninguna teoría. Esto quiere decir que el resultado solo es visible a partir de la recolección de datos concretos y su posterior estructuración, pero no pueden ser deducible racionalmente a partir de ninguna teoría previa.
La visita de Gian Vittorio Caprara
Caprara es una de los representantes más importantes de la psicología política a nivel mundial. Fue decano y profesor de La Sapienza, en Roma. “Yo hice parte de mi doctorado en La Sapienza y me formé con uno de sus discípulos, Antonio Pierro. Caprara ha realizado muchos aportes en lo que respecta a cómo impacta personalidad a la hora del comportamiento electoral. Tiene muchos becarios alrededor del mundo y ha desarrollado una amistad entrañable con el decano de nuestra y profesor de psicología política de nuestra facultad, el Prof. Jorge Biglieri. Hay un espíritu de cooperación académica muy importante entre ambos paises”, comenta Luis Jaume con motivo de la próxima visita del académico italiano al Congreso de psicología política que se realizará en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. “Si bien no es la primera vez que visita nuestro país, su presencia es un acontecimiento muy importante, ya que también formó a muchas generaciones de investigadores. La cooperación académica entre ambos paises se terminó de materializar con el Centro Ítalo Argentino de Altos Estudios de la UBA, que se creó poco antes de la pandemia”, concluye Jaume.
Entre el 29 de noviembrey el 1 de diciembre de este año se realizarán en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires el XV Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología, las XXX Jornadas de Investigación, el XIX Encuentro de Investigadores del MERCOSUR, el V Encuentro de Investigación de Terapia Ocupacional y el V Encuentro de Musicoterapia. La consigna principal de este congreso será «La Psicología frente al desafío del compromiso democrático y la transformación social».