Heidelberg Laureate Forum es un evento de renombre en la agenda científica global, es ocasión de discusiones y encuentros para impulsar agendas y potenciar las trayectorias de las científicas y los científicos que participan. Martín Cagliani participó este año del evento y reflexiona sobre los desafíos de la ciencia en la Argentina actual.

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Inteligencia artificial y criptomonedas son solo un atisbo de los tópicos en discusión cuando las mentes más brillantes de las ciencias de la computación y las matemáticas se juntan. En Heidelberg, Alemania, una ciudad de ensueño que parece sacada de un cuento de los hermanos Grimm, se dan cita anualmente 33 de los más laureados científicos del planeta con 200 jóvenes investigadores de todas partes del mundo. Argentina es uno de los dos países de América Latina representados este año con seis participantes, dos de los cuales son de la UBA.

Se trata del Heidelberg Laureate Forum (HLF), un evento que busca fomentar no sólo la investigación científica a nivel mundial, sino la interconexión entre los investigadores, sin importar nacionalidad, género, credo, o edad.

La Universidad de Buenos Aires está presente cada año con sus brillantes estudiantes de doctorado, que tienen la oportunidad de escuchar, conversar y trabajar con los ganadores de prestigiosos premios como la Medalla Fields, el premio Turing, el Abel o el Nevanlinna, equivalentes al Nobel pero de matemáticas y ciencias de la computación.

Ciudad de Heildelberg

Resolviendo problemas

“No hacemos ciencia por el prestigio, ni el dinero, lo hacemos porque nos apasiona”, dijo Facundo Sapienza, uno de los jóvenes investigadores argentinos, y que a sus jóvenes 24 años ya está licenciado en física y matemática, dos carreras que unifica en su principal pasión que es la de resolver problemas a través de lo que se conoce como Machine Learning, que no es otra cosa que enseñarle a las computadoras a aprender.

Facundo tenía muy en claro qué quería ser desde los 12 años, y apenas terminó el colegio arrancó estudiando en paralelo dos carreras tan complicadas como Física y Matemáticas porque ya tenía en mente que lo que más le interesaba era no encasillarse en un único tema, ser interdisciplinario. “Encuentro estimulante y fructífero aprender cosas de otras disciplinas. Hace unos años encontré un tema de investigación donde puedo combinar muchas cosas a la vez: la inteligencia artificial”.

“Reúne matemática pura y aplicada, intuiciones físicas, aplicaciones reales, cuestiones computacionales y un alto impacto en el nuevo mundo cambiante, donde debemos lidiar con la superstición de que las Inteligencias Artificiales van a dominar el mundo”, explicó Facundo. “De hecho, formo parte de un grupo de filosofía donde debatimos estas y otras cuestiones”.

“Me gusta pensar que no soy ni matemático, ni físico ni nada de eso: soy científico. Desde chico que me apasiona la ciencia y soy extremadamente curioso”, se definió Facundo. “Me gusta mucho investigar y resolver problemas. Por dos cosas: el desafió que representa, la diversión y el placer que produce, y por otro lado, debido a que siento que resolviendo problemas puedo contribuir un poco al mundo”.

Entre gigantes y castillos

“A diferencia de otros congresos, el objetivo del foro es conectar a estudiantes de distintas partes del mundo entre ellos y con los ídolos de la matemática y la computación”, dijo Facundo Sapienza, que estudió sus dos carreras en la UBA, y sigue siendo investigador en esta casa.

“Durante todo el foro tuve la sensación y la certeza de que el evento estaba organizado para nosotros, y que nuestros anfitriones no eran nada más y nada menos que los mismos laureados. Fue realmente increíble poder compartir conversaciones, experiencias y consejos con ellos y todo en un ambiente muy agradable”, continuó Facundo.

Para un investigador que recién se está iniciando en su carrera, interactuar con gente que se pude calificar de gigantes puede llegar a ser abrumador. Después de todo, allí en Heidelberg se podía ver a los fundadores de internet, los creadores de la computación moderna, los inventores de la inteligencia artificial, y a los matemáticos que escribieron los libros con los que esos 200 jóvenes estudiaron en sus carreras.

“Creo que una buena manera de explicar lo que sentí al codearme con semejantes gigantes es diciendo que en más de una ocasión se me puso la piel de gallina mientras hablaba con alguno de los laureados”, opinó Sapienza. “Es increíble estar en la cena y de repente percatarse que estas compartiendo la mesa con figuras del nivel de Sir Michael Atiyah, Alessio Figalli o Robert Tarjan, compartiendo anécdotas, consejos y debatiendo sobre muchos de los temas que aquejan a la comunidad hoy día, entre ellos el desarrollo de la ciencia en otros países del mundo y el problema de genero dentro de la comunidad”.

En el ideario popular, el científico es un hombre solitario, que trabaja en su laboratorio resolviendo los problemas que aquejan a la humanidad. Pero la realidad es muy diferente. Tras cada anuncio de un premio Nobel, se esconden equipos de decenas de personas que trabajaron junto al laureado durante años. La mayoría de las veces son equipos que están en diferentes partes del mundo.

Eso es lo que fomentan eventos como el HLF, que son escasos. Buscan que los investigadores que están iniciando su carrera tengan la oportunidad no sólo de conocer a sus pares ya consagrados, sino a colegas que también recién comienzan, pero que vienen de experiencias y realidades diferentes, de cada rincón del planeta.

“Una de las cosas que más valoro del HLF es que prioriza la diversidad de sus participantes”, contó Facundo. “Dentro de los 200 jóvenes estudiantes elegidos para participar en el foro, había gente de todas partes del mundo, con historias de vida muy distintas. La elección de los participantes ponderaba género, lugar de origen y especialización, entre otros. El impacto que esto tenía en la conferencia era inmediato: muchas voces distintas, muchos puntos de vista y un debate más enriquecedor. Fue muy interesante escuchar acerca de las distintas facilidades y dificultades con las que se estudia en otras partes del mundo”.

Ciencia básica argentina

En Argentina existe la tradición del trabajo en equipo entre los científicos, porque la mayoría de ellos desarrollan su carrera de investigación en el ambiente universitario. La Universidad de Buenos Aires sola genera casi el 30% de la investigación que se realiza en el país. La matemática y la ciencia de la computación, son dos áreas que en Argentina están muy bien representadas, reflejo de esto es que en el HLF, el principal evento mundial sobre estas temáticas, es que cada año son becados varios jóvenes investigadores argentinos para participar.

Las matemáticas y las ciencias de la computación tienen impacto en la vida diaria de cada persona. La matemática es la base de lo que se conoce como ciencia básica, que es el área de la ciencia que busca conocer nuestro mundo, sin estar preocupándose por alguna aplicación práctica, sino simplemente para conocerlo.

Lograr ese conocimiento permite luego aplicaciones prácticas que pueden revolucionar nuestra sociedad, como por ejemplo internet, que no es más que una serie de algoritmos matemáticos que permiten que las computadoras se comuniquen entre sí, que busquen lo que nosotros queremos encontrar, que nos muestren fotos, videos, libros, que nos permitan lidiar con nuestro banco, o comprar algo.

A pesar de lo difícil que es hacer ciencia en Argentina, cada año se reciben matemáticos y científicos de la computación, algunos de los cuales indefectiblemente terminan siendo tentados por las mejores condiciones laborales que pueden conseguir en otros países, donde se les da mucha más importancia que en su tierra natal.

Ejemplo de la importancia que se le da a la ciencia en otras regiones como Europa, es el evento alemán HLF, que lleva adelante la Fundación Klaus Tschira, con el apoyo de la Universidad de Heidelberg, una de las más antiguas del mundo, y también pública y gratuita como la UBA.

Argentina tiene una tradición de amor odio con la ciencia, anualmente muchos jóvenes se lanzan a estudiar carreras científicas, pero desde el poder político rara vez se le ha dado la importancia que la ciencia tiene para el desarrollo de un país. Facundo Sapienza resume lo necesario en una frase: “Creo que lo que celebra el HLF, es el amor por la ciencia”. Un país que quiere crecer, debe inspirar amor por la ciencia.

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