Las consignas de escritura suelen ser buenos disparadores para soltar la mano o salir de un bloqueo creativo. En esta oportunidad, poeta y tallerista Flavia Calise nos presenta una serie de ejercicios para poder iniciarnos en la escritura a través de nuestra experiencia cotidiana del mundo. 

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Soy de las personas que piensan que escribir no es solamente contar. Es aprender cómo, revisar el texto, pedir opiniones y, sobre todo, buscar un estilo. Una voz literaria propia que acompañe con ritmo una historia o un poema.  Cuando comencé a dar los talleres y las clases particulares de corrección y creación de texto, varixs alumnxs se acercaron a contarme que muchas veces no encontraban el modo de continuar escribiendo de forma diaria. El trabajo y demás obligaciones aparecían como impedimentos claves para que pudiese lograr escribir todos los días, aunque sea un rato y  crear de manera progresiva a un texto que realmente les guste. 

Fue entonces cuando se me ocurrió crear una lista con el nombre “Propuestas para escribir para siempre”  y repartírselas al comienzo de cada taller. Un documento donde aparezcan algunos ejercicios que yo misma había utilizado para poder escribir cuando no tenía ideas claras, un punto de referencia o una imagen poética que me convenciera. 

A continuación me gustaría contarles sobre algunos de los ejercicios que compartí con ellxs para que tengan en cuenta a la hora de escribir y fomentar la propia creatividad. 

El primer ejercicio que funciona históricamente como disparador para la escritura creativa es comenzar a escribir un diario íntimo con fechas. Allí no solamente se ordenaran los días y las vivencias que pueden servir  para crear un texto, sino que se acomodarán las ideas que muchas veces pueden pasar desapercibidas. Lo que sugiero es relatar lo que les pasó durante el día, enumerando los sucesos por orden. Al finalizar, reescribir todo desde la perspectiva de alguna persona que hayan visto ese día. Este es un modo de ficcionalizar la realidad y crear un personaje ambiguo que no se parezca tanto al propio. 

También recomiendo escribir los sueños a diario y exagerar las imágenes que este nos brinda: volver a contar la historia y agregarle las conexiones que creamos pertinentes.

Uno de los ejercicios  tiene que ver con aprovechar las reuniones sociales, los bares e imágenes interesantes de alguna película: cuando veamos a personas conversar y no escuchemos lo que dicen, inventarles un diálogo que puede terminar siendo un guión. Unirlos y armar un cuento. Poner una película en mute y hacer lo mismo. Mientras menos conozcamos a las personas o a los personajes, mejor. Que nos sean totalmente ajenos y que tengamos que adivinar porqué hacen lo que hacen, a dónde van, de dónde vienen, quiénes son sus amigxs, etc. 

Por otro lado, entrenar la voz. Leer lo escrito con distintas intenciones vocales: ¿cómo leería ese mismo texto alguien que está mintiendo?, ¿cómo alguien a quien le acaban de romper el corazón? , ¿cómo unx extranjerx que no comprende el idioma y confunde las palabras?, (podemos ayudarnos con lxs personajes de las películas, diferentes a nosotrxs). 

Otro ejercicio interesante es traducir letras de canciones (que estén en un idioma que no sea el nuestro) de manera ridícula. Si es necesario, usar un traductor virtual. Inventar una versión que pueda terminar siendo un poema. 

Por último, bailar, besarse y escribir sobre eso.

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