Tiempo atrás, más específicamente antes de que los flujos financieros fueran lo que hoy son, saber de dónde provenía el financiamiento de  los grupos políticos armados era más sencillo. Los avances del capitalismo y el avance del terrorismo van de la mano ¿Cuáles son las nuevas estrategias que los organismos de control deberán poner en práctica para enfrentar estas redes invisibles?
El Grupo de Acción Financiera contra el Lavado de Dinero –o GAFI– es un organismo supranacional, cuyos objetivos principales incluyen la regulación de los mecanismos anti-lavado de sus miembros, así como, desde octubre del 2001, la lucha contra el financiamiento del terrorismo a nivel internacional.
Respecto a esto, se encuentra en la lista de amenazas emergentes de la GAFI la organización armada ISIL (Islamic State of Iraq and the Levant). Esta misma se habría declarado, en el presente año, como una organización de alcance global bajo un régimen de Califato. El Estado Islámico nace como tal, bajo el liderazgo religioso de Abu Bakr al-Baghdadi, actual líder del movimiento rebelde en Iraq y Siria.
Un informe detallado sobre la organización terrorista expone acerca del importante hincapié que esta hace en la obtención de financiamiento de todas partes del globo. Resulta entonces que la lucha contra el terrorismo, que en su momento se desempeñaba mucho más en un ámbito geopolítico relativamente puntual, ahora se desarrolla como la acción de un estado de soberanía dudosa en el mercado financiero, y el lavado de dinero a escala mundial.
El GAFI ha actuado en contra del financiamiento terrorista desde el 2001, cuando la tragedia del 11 de septiembre dejó, en los países occidentales, una sensación de vulnerabilidad: estaban en todas partes y la población no estaba a salvo. ¿Cómo se opone entonces una organización de intervención financiera a la proliferación del terrorismo en el mundo? Para entender este vínculo es importante reconocer la necesidad de fondos con las que las organizaciones terroristas como el Estado Islámico deben lidiar.

Las armas automáticas que vemos en sus tantos stunts publicitarios no pueden simplemente robarse en tales cantidades

Adquirir y movilizar tropas y armamento no es gratis. Los fanáticos religiosos son una porción de las fuerzas de los grupos terroristas; muchos de los combatientes en los grupos rebeldes de medio oriente son en realidad mercenarios provenientes de los alrededores. Las armas automáticas que vemos en sus tantos stunts publicitarios no pueden simplemente robarse en tales cantidades, se las adquiere entonces de un mercado negro. ¿De dónde entonces?
En consecuencia, el GAFI ha contribuido a la lucha contra el Estado Islámico en lo que se refiere a identificación de nuevas fuentes de ingreso. Entre los ingresos más significativos se reconoce el abuso de los sistemas bancarios locales en las regiones ocupadas, la explotación y subsecuente contrabando de recursos de la zona, y los denominados combatientes terroristas extranjeros o FTFs (foreign terrorist fighters).

El grafico a la izquierda muestra la cantidad de FTFs descubiertos transfiriendo fondos al territorio controlado. Vemos que, al margen de los países vecinos, en los cuales tiene sentido esperar un alto número de reclutamientos, un aproximado 30% de los miembros extranjeros descubiertos son europeos, americanos, africanos o del lejano oriente. Todos ellos comparten el objetivo de soporte monetario a través de cuentas bancarias tanto locales como transnacionales, siendo de este modo una forma de lavado de dinero en servicio del terrorismo. La recomendación #6 del GAFI establece que cualquier tipo de transacción relacionada con actividades terroristas resultaría en un congelamiento de toda transacción desarrollada por la entidad denunciada. Esto representa un importante filtro para el ingreso de dinero al Estado Islámico, cuando se considera que el movimiento de una única entidad financiera puede abarcar varias docenas o centenas de FTFs involucrados.

Habiendo sobrevolado las contribuciones del GAFI a la causa contra el Estado Islámico, queda aún la pregunta de cómo se ha podido realizar la recolección de información. Para realizar el reporte, se empleó desde autoridades locales, y agencias de inteligencia de varios países, pasando por los llamados “cuerpos regionales similares al GAFI”, hasta iniciativas previas de las Naciones Unidas o incluso congresos de expertos en finanzas en la división de América Latina. Combatir esta organización terrorista ha logrado reunir los recursos intelectuales de todo el mundo en un esfuerzo globalizado contra el flujo ilegal de dinero. Entre los países miembros y no-miembros del GAFI, más de 180 estados han adoptado las recomendaciones con el fin de poner alto al financiamiento terrorista.
Llegamos a decir entonces que, en la lucha contra el Estado Islámico, el GAFI ha servido como herramienta de cooperación. Se ha conformado un organismo con poder que excede al poder de un estado individual, con el fin de implementar contramedidas cuyos pilares no reflejen los intereses de cada estado. El GAFI conforma un marco regulatorio que cuenta, entre sus razones de existir, la supresión de esta y toda organización terrorista.

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