El yacimiento de “Vaca Muerta” se ha transformado en un símbolo de esperanza para la economía argentina, pero eso no es suficiente, ya que estas cuestiones no tienen un desarrollo tan lineal. La aparición de la empresa de origen chino “SINOPEC” en el panorama genera dudas sobre los efectos que esta “alianza estratégica” tendrá sobre el mercado laboral de nuestro país.
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La explotación de hidrocarburos no convencionales represent un cambio de paradigma en el sector energético argentino. El yacimiento de “Vaca Muerta” se encuentra en la Cuenca Neuquina y se lo considera la principal formación de shale[1] de nuestro país, dado que posee un enorme potencial para la obtención de gas y cuenta con importantísimos recursos de petróleo alcanzando los 16,2 miles de millones de barriles, lo que significa multiplicar por diez las actuales reservas de la Argentina. Antes de avanzar con la investigaciónnos debemos detener en el concepto de “hidrocarburos no convencionales” para poder comprender el porqué de su importancia. Se denomina hidrocarburos no convencionales (petróleo y gas no convencional) a aquellos que no pueden obtenerse por mera extracción de un reservorio subterráneo, sino que se obtienen a través del fracking[2], de manera que para efectuarlo se requieren de enormes cantidades de agua e inversiones monetarias exponencialmente superiores a las extracciones de hidrocarburos convencionales. Ahora bien, ya definido este término nos cabe preguntarnos las causas verdaderas por las cuales la Argentina está decidida a explotar dicho yacimiento y de firmar acuerdos con empresas internacionales con ese objetivo.
En primer lugar, debemos recalcar que “la energía es la base fundamental para el desarrollo de un país, y las principales fuentes de energía, en la Argentina y en el mundo, son el petróleo y el gas. El crecimiento económico y social se sostiene en los hidrocarburos […]”[3]. Sin ellos los insumos básicos no podrían llegar a las fábricas, no habría producción, no nos podríamos transportar y en consecuencia no podríamos llegar a nuestros trabajos.
En segundo lugar, la Argentina sufre, desde hace años, un gran déficit energético, el cual es uno de los problemas que más les preocupa a los gobiernos de turno. Desde el 2011, nuestro país dejó de ser exportador neto de energía por lo que se vio obligado a importarla de otros países, ocasionando un gran impacto económico. Por lo tanto, para ver claramente la magnitud de la importación de energía y su relación con nuestra realidad cotidiana y, más aún, para destacar la gravedad de la falta de acción y de la negligencia a la hora de resolver este problema, la respuesta es clara: importar energía le cuesta al país más de un 1.500.000 de dólares por hora. En consecuencia, a la actual caída en la producción de gas y petróleo que nos obligo a efectuar la importación de energía, se incluyen dos nuevas variables que pasaré a explicar posteriormente: la caída del precio internacional del petróleo y la modificación de la “Ley de Hidrocarburos” en Argentina.
Actualmente, el mundo atraviesa una fuerte crisis petrolera que se ha acrecentado, sin duda, después de la guerra de Estados Unidos en el medio Oriente, específicamente con Irak. Por consiguiente, se produjo una notable reducción de la oferta del barril del petróleo crudo por parte de los países productores que, sumado a un gran consumo indiscriminado de combustibles fósiles, ha provocado que los precios fluctúen continuamente. De lo anterior se puede deducir que, de continuar la escalada alcista en el precio del barril de petróleo a nivel mundial, se provocarían grandes convulsiones sociales dado a que el comercio y la economía se verían gravemente afectados.
El segundo elemento que entra en juego es la reciente modificación de la “Ley de Hidrocarburos”, originalmente promulgada en 1967. En líneas generales, la nueva y estratégica ley extiende para las empresas inversoras el período de concesión de explotación de yacimientos, en particular para el caso de los no convencionales, reduce las regalías que estas deben pagar y fomenta la inversión mediante la libre disponibilidad de las divisas de exportación. Aquí es donde aparece la importancia de nuestro megayacimiento “Vaca Muerta”. A fines de Enero de 2015, Argentina a través de YPF efectuó un acuerdo petrolero con una empresa petrolera China, llamada “SINOPEC”, la cual es una de las principales y más importantes compañías de petróleo del mundo dado a su reconocimiento internacional y a sus ganancias monetarias (cuenta con un capital social de unos 30.000 millones de dólares). Este acuerdo tiene el objetivo de invertir en el yacimiento de Vaca Muerta permitiendo, así, cubrir distintos segmentos de mercado, tanto el de la exploración y producción como también del refino y comercialización, capturando sinergias para maximizar su potencial en toda la cadena de valor y de poder llegar en algún momento al autoabastecimiento energético que tanto deseamos que ocurra.
El acuerdo significará un gran avance energético para Argentina, ya que le abre al país nuevas posibilidades para poder relacionarse con empresas petroleras internacionales en un contexto muy particular del escenario energético mundial, como el de una crisis del petróleo y también con un problema local, como el gran déficit energético de nuestro país. Es pertinente remarcar que, Miguel Galuccio, presidente y CEO de YPF, no solo firmó un acuerdo petrolero que permitirá a la Argentina avanzar hacia el autoabastecimiento energético, sino que también lo hizo con una de las empresas petroleras más importantes de la actualidad logrando así que la posición de nuestro país en el mundo se refuerce como un país atractivo para las inversiones petroleras en el actual contexto internacional.
Podemos pensar que la “Ley de hidrocarburos” permite que “SINOPEC”, al invertir en nuestro país, tenga beneficios clave generando un marco de previsibilidad fiscal y legal. Sin embargo, lo que no se dice es que la ley le abrió la puerta a los holdouts y les aseguró millonarias ganancias ya que las empresas petroleras inversoras gozan, gracias a la ley, de 35 años de concesión para la explotación de hidrocarburos no convencionales. Esta ventaja, explica por qué en un contexto de baja en el valor mundial del petróleo crudo las empresas siguen invirtiendo en la zona. Por su parte, China viene aplicando una política global de asegurarse acceso privilegiado a recursos estratégicos.
En contrapartida, aparece un gran problema provocado por la globalización, que consiste en que la adjudicación directa a empresas de origen Chino desplaza la posibilidad de producción Argentina, haciéndonos imposible el afianzamiento del entramado productivo local y la consecuente destrucción de los empleos de calidad que el sector productivo genera. En un contexto donde el desempleo alcanza a más de 1,4 millones de argentinos, asumir la inevitabilidad del acuerdo con China empeorará notablemente estas cifras. Como antecedente inmediato, pueden revisarse las experiencias de China en África, donde se han visto duramente perjudicados los trabajadores de países como Angola o Nigeria, que han sido relegados por los trabajadores que las empresas chinas utilizan en sus emprendimientos. Las consecuencias de largo plazo han sido la precarización de los trabajadores africanos y el desfasaje en la competencia desigual, en cuanto a salarios, con trabajadores locales. Y si el foco se pone en nuestro país, puede advertirse que existe la posibilidad de que estos acuerdos se planteen, porque no, de manera favorable, pero a pesar de ello el riesgo de un incremento en el desempleo con las inversiones de petroleras chinas es inminente.
Ahora bien, ya analizado el contexto energético y económico de nuestro país, y la importancia del acuerdo petrolero entre “YPF” y “SINOPEC”, procederemos a visualizar a continuación, el impacto que genera el acuerdo mencionado en la macroeconomía China. Como todos sabemos, China es una de las economías que más creció en los últimos veinte años, de manera tal que, el hecho de que una empresa de dicho país se haya interesado en invertir en un yacimiento argentino no es algo que hay que dejar de lado. Los asiáticos consideran que sumar a YPF en alguna iniciativa podría redituarles una mejora en la relación con el poderoso gremio petrolero dado a que la mayoría de las inversiones de Vaca Muerta se destinan a extracción de shale gas que tiene como ventaja una mayor independencia de los precios mundiales del petróleo. Gracias a la modificación de la “Ley de hidrocarburos” a las empresas petroleras les conviene invertir en nuestro país ya que ésta les otorga numerosos beneficios que les permitirá una ganancia aún mayor. Si China comienza a invertir en el yacimiento discutido a lo largo del artículo, seguramente se beneficiará notablemente ya que podrá explotarlo por más de tres décadas permitiendo un incremento en la obtención de ganancias y así, poco a poco, incrementar su PBI.
Las decisiones que se están tomando actualmente para desarrollar las reservas de hidrocarburos podrían estar entre las más importantes de la historia económica Argentina. Según estudios realizados por la consultora “Accenture”, la explotación de hidrocarburos no convencionales en “Vaca Muerta” podría aportar aproximadamente 70 mil millones de dólares al crecimiento anual de nuestro PBI, y Argentina podría lograr el autoabastecimiento energético hacia el año 2020 revirtiendo así la tendencia que convirtió al país en un importador de energía. Además, dado a que este yacimiento tiene mucho más gas que lo que Argentina podría consumir, las exportaciones o industrialización del gas natural deberían ser el camino a seguir, siendo sus principales clientes aquellos países vecinos que experimentan escasez de energía. Sin embargo, los “booms” de los recursos naturales sólo se convierten en un beneficio si son gestionados correctamente, por lo tanto, las lecciones aprendidas apuntan a una cantidad de cosas que Argentina tiene que hacer bien para poder beneficiarse completamente a partir del desarrollo de “Vaca Muerta”.
Por otra parte, analizando todo lo expuesto, pensar que “Vaca Muerta” pueda actuar como un motor del crecimiento económico argentino es un error. Las experiencias de crecimiento a largo plazo que se basan solamente en la extracción de recursos siempre han resultado insostenibles. Una historia de éxito requeriría que los beneficios económicos perduren más allá del período inicial de alta actividad y una planificación y coordinación cuidadosamente integradas desde el principio. El éxito también podría requerir el avance de programas de desarrollo industrial y promoción a las exportaciones para dar un soporte y diversificar la red industrial de tal manera que las actividades económicas sigan siendo sólidas incluso después de que la actividad inicial exploratoria y de producción comience a declinar. Si los parámetros que se mencionaron anteriormente se realizan, sin duda, el efecto de transformación que los recursos de shale de Vaca Muerta tendrán en la economía Argentina será sumamente beneficioso.
Hoy “Vaca Muerta” dejó de ser un nombre fantasía para la opinión pública. La percepción creciente de que Vaca Muerta ayudará al país a salir de aprietos deficitarios está relacionada con la vida cotidiana. Hoy en día, la energía es un tema de agenda: los reiterados apagones de luz, las fallas en los sistemas de distribución de electricidad, la quita de subsidios energéticos ya imposibles de mantener, son todas imágenes de la cotidianeidad de los argentinos por lo que el tema energético ha tomado una dimensión difícil de obviar.
No existe una respuesta definitiva al cuestionamiento expuesto sobre si los acuerdos petroleros argentinos, específicamente el de “YPF” con “SINOPEC”, significarán un avance hacia el autoabastecimiento energético. Solo el tiempo y la posibilidad de una visión estratégica sobre los recursos, lo dirán.