La Universidad de Buenos Aires posee distintos programas académicos, curriculares y de extensión. Dentro de esos programas se encuentra UBANEX, un proyecto de extensión que busca reforzar los vínculos entre la universidad y la sociedad. En este caso, Liliana Pégolo, profesora de Literatura y lenguas clásicas UBA, escribe sobre uno de los proyectos que se encuentra realizando en el Bajo Flores.
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“Crear y re-crear textos en contextos. Representaciones inter-discursivas para el fortalecimiento de la oralidad y la lecto-comprensión en niños/-as, adolescentes y adultos del Bajo Flores, en relación con la diversidad lingüístico-cultural y su recepción en entornos áulicos e instituciones no formales”
Este título, extenso y de carácter académico, es el rótulo actual con que se identifica el proyecto Ubanex 9° convocatoria, “Dr. Bernardo Alberto Houssay-70 aniversario del Premio Nobel”, del cual formamos parte docentes, graduados y alumnos pertenecientes a diferentes unidades académicas de la UBA, como así también de otras universidades nacionales. Desde el año 2011, las actividades que desarrollamos en el territorio del Barrio Rivadavia 1, en las adyacencias de la Villa 1-11-14, están enmarcadas entre los emprendimientos del CIDAC (Centro de Innovación y Desarrollo para las Actividades Comunitarias), cuya labor se orienta a la puesta en práctica de una política extensionista en territorios externos a los de la Facultad de Filosofía y Letras, de cuya Secretaría de Extensión depende.
Si se tienen en cuenta los objetivos que perseguimos desde el momento en que decidimos constituirnos como un grupo interdisciplinario, conocido con el nombre de Representaciones identitarias en el Bajo Flores, cabe destacar que nuestra expectativa principal fue desarrollar diversos tipos de estrategias cognitivas con el fin de fortalecer la expresión, la interpretación y la producción de textos en diferentes soportes. Desde una perspectiva pedagógica, que buscó traspasar las fronteras de lo formal y lo estrictamente escolar, procuramos construir un pensamiento autónomo entre los/-as niños/-as, los adolescentes y grupos de adultos que viven y trabajan en ese amplio espectro geográfico y sociocultural del oeste de la ciudad de Buenos Aires, que se encuentra a tan solo veinte cuadras de la sede de nuestra Facultad.
Vista a la distancia, consideramos que nuestra propuesta se sostuvo desde el inicio y aún se sostiene, a partir de un diálogo de “democratización epistemológica”, por el cual los diferentes actores que intervienen en los talleres adquieren herramientas de oralidad y lectoescritura porque se incentiva el uso del lenguaje en sus diferentes registros. Por otra parte, a través de prácticas tan elementales como hablar, dibujar, jugar, atreverse a “ser otro” o bien “uno mismo”, se llevan a cabo aprendizajes individuales y colectivos, configurando una propuesta didáctica diferente, dirigida a replantearse el concepto de identidad, en particular, entre niños /-as, adolescentes y adultos migrantes o hijos de migrantes en situación de vulnerabilidad.
Si bien iniciamos nuestra historia como grupo extensionista en CooPA (“Cooperativa de Producción y Aprendizaje”), buscando trasladar los conceptos de heroicidad “clásica” en las historias de “aparecidos” que narraban los adolescentes que allí asistían, desde el año 2013, semana tras semana, concurrimos al Centro de Acción Familiar N° 3, en las proximidades de las avenidas Cobo y Curapaligüe, a realizar intervenciones directas en talleres de oralidad, escritura y prácticas lúdico-recreativas , destinados a niños y niñas de diversas edades, y adolescentes insertos en el sistema escolar medio, que no son ajenos a los requerimientos laborales a los cuales los obliga el entorno familiar. Incluso, a partir del año 2016, ante la necesidad de ampliar el alcance de nuestra labor extensionista, comenzamos a desarrollar tareas de producción lingüística entre los adultos que “vagan” en hogares de contención a las adicciones y centros de salud, como “La otra base de encuentro”, la calle y la violencia institucional de las fuerzas de seguridad cada vez más apremiantes en el territorio.
¿Qué perseguimos a través de esta presencia en el barrio, presencia que, como señalamos inicialmente, se extiende desde noviembre del año 2011? Quizás la respuesta esté en el hecho de “establecer vínculos”, lazos reales con la realidad, fortalecidos por una voluntad de transformar la enseñanza académica, instalando la necesidad de diversificar las modalidades de aprender y enseñar en forma compartida. La historia de Representaciones identitarias en el Bajo Flores, se cimentó y fortaleció “entre luces y sombras”, como la de tantos emprendimientos en los que se encuentran y desencuentran hombres y mujeres: cambios de instituciones en las que implementar las prácticas, acercamiento y decepciones entre los integrantes, ausencia de subsidios aun con la aprobación del proyecto por parte de la Universidad de Buenos Aires, transformación de las prácticas a partir de la distancia que media con respecto a la teoría, son algunos de los avatares que debieron subsanarse para seguir vinculados a la comunidad barrial que reconoce la persistencia de construir un espacio donde lo lúdico, la oralidad, la dramatización, la expresión, el color, el disfraz reconvierten los deseos y los instalan en el imaginario, aunque sea tan solo por un rato.
Inicialmente fue la centralidad del mito lo que convocó a participar de las convocatorias de los Proyectos UBANEX con la creencia, fortalecida por la pertenencia de muchos de los integrantes a la Orientación de Letras Clásicas, de que lo mítico, entendiéndose como un habla según R. Barthes (1989), “constituye un sistema de comunicación, un mensaje” que es representable por diversas formas significantes (imágenes, discursos orales y escritos en distintos soportes). Esta definición constituyó el “motor” inicial de la propuesta para instituirlo metodológicamente como un instrumento para la constitución del vínculo con los participantes de los talleres. En consecuencia, el mito fue estimado como un sistema significativo con fundamentación histórica que permitiría recuperar narraciones locales y familiares, acercándonos para su comprensión y análisis de las problemáticas de desarraigo, pobreza, discriminación y falta de posibilidades que caracterizan al territorio del Bajo Flores, precisamente porque el relato mítico es universal y atemporal.
Pero fue muchas veces el silencio el que ganó a los adolescentes con los que se trabajó en los primeros años de, posiblemente porque se cumplió aquello que afirmaba Barthes (1982) en torno a la pedagogía que fuerza la palabra, cercándola desde todos los ángulos, expulsándola fuera del cuerpo del alumno como si hubiera una inhibición natural para hablar y se necesitara toda una técnica, una educación para llegar a salir del silencio. El aprendizaje que obtuvimos entonces, al llevar adelante esos talleres, nos permitió “re-localizar” la tarea extensionista, advirtiendo que esta labor no debe ser una proyección de la escuela formal, sino un espacio de búsqueda para el ejercicio de la libertad creadora, un espacio que motive los vínculos afectivos entre todos los participantes: los que ejercen la acción educadora y quienes la reciben.
En fin, continuamos en ese camino de consolidar espacios que permitan respetar la identidad de los niños /-as, los adolescentes y los adultos, entendiendo la identidad como una relación dinámica y procesal entre lo que se hereda y lo que se adquiere según Freire (2008), que admita la comprensión de los silencios, la aceptación de las elecciones que hagan los participantes y que, sin advertirlo, estos se vayan afianzando en sus posibilidades creadoras, sin temor a cometer errores. Esto no presupone que seamos permisivos en las acciones y las prácticas, sino por el contrario, nos proponemos desafiar lo hecho en cada encuentro, hacer de la libertad una hazaña expresiva, una aventura, “una experiencia de riesgo y de creación” (Freire, id.).
Para concluir, cabe señalar que, entre todos los materiales con los que se apuesta a producir relatos, a narrarlos y a escucharlos —en esto radican las preferencias de todos y todas—, se encuentran los libros, con los que se revive, una y otra vez, el deslumbramiento y la avidez por el terror, las figuras monstruosas, las hadas, las princesas, los piratas y los caballeros, los viajes increíbles, los planetas coloridos, los dinosaurios movibles y gigantes. Si bien leer resulta ser una actividad esforzada y trabajosa, ya que presupone el dominio de técnicas en las que el cuerpo participa además del intelecto, el acceso a la lectura es un “reto considerable”, como sostienen Cavallo y Chartier (1998), y en relación con la lectura, la escritura en su sutileza referencial se impone como un desafío mayor. No obstante, la necesidad de recuperar la historia escuchada, la ilustración elegida para reproducirla en distintos soportes y materiales fue, y aún sigue siendo vivida como el punto de partida para las futuras construcciones enunciativas que surgen en cada encuentro. Es por ello que en el esfuerzo de mantener vivos los relatos que acompañan a los niños, a las niñas, a los jóvenes, a los adultos, a todos, a todas, a nosotros, a nosotras se construye la relación con el mundo y se afirma la presencia de lo mágico como sostén de la esperanza y como principio rector válido para desestimar cualquier forma de discriminación. Con la confianza puesta en el afecto y la verdad de los actos pedagógicos compartidos, es de esperar que las palabras que “encontramos” en el Bajo Flores sigan siendo mostraciones sensibles que poco a poco se despojen de las mitificaciones, instituidas por los grupos hegemónicos, para mostrarse sin dobleces ante los otros. Se debe desandar la resistencia de la palabra hablada y de la acción no académica hecha por académicos, porque en ello reside una forma de intervenir críticamente para transformar la realidad.
Bibliografía
-Barthes, R. (1989) Mitologías. México, Siglo veintiuno editores.
——————–(1982) Investigaciones retóricas I. La antigua retórica. Ayudamemoria. Barcelona, Ediciones Buenos Aires.
-CAVALLO, G.-CHARTIER, R. (1998) Historia de la lectura en el mundo occidental. Madrid, Taurus.
-FREIRE, P. (2008) Cartas a quien pretende enseñar. Buenos Aires, Siglo veintiuno editores.