María Florencia Sartori reflexiona sobre la naturaleza de la escritura china, sus relación con las lenguas que se hablan en el país y sobre el rol del idioma chino en la actualidad.
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Muchos estudiosos de China remarcan el exitoso proceso de alfabetización chino. En la base de ese logro está la estandarización de una lengua nacional, que produjo lo que conocemos como chino mandarín ¿Podemos decir que el chino mandarín es una lengua de laboratorio?
No creo que esa expresión sea correcta. Muchas lenguas fueron no diría creadas, pero sí, trabajadas desde el Estado. A veces ese trabajo del Estado es muy evidente y dirigido, como en el caso de China, y a veces, es menos claro, como en nuestro país. Por ejemplo, la Real Academia Española es una institución dedicada a dar una forma a cómo hablamos y escribimos; lo hace, por ejemplo, a través de normas sobre cómo se deberían decir las cosas y cómo no
¿Cuáles son las particularidades del caso chino?
Acaso sea la atención que el Estado le prestó a la cuestión lingüística. Porque desde la fundación de la República Popular hay una política lingüística muy activa. De hecho, siempre se remarca que el mismo día que se la fundó la República Popular (el primero de octubre de 1949), el gobierno creó la comisión para la reforma de la lengua y la escritura.
¿A qué se debe este interés?
Es una cuestión que tiene raíces históricas, porque la cuestión del lenguaje tiene un rol muy específico en las discusiones sobre la modernización de China de fines del siglo XIX y principios del XX. En esos años, antes de que cayera el Imperio, se abrió una discusión entre los intelectuales chinos sobre el vínculo que había entre el atraso económico, militar, tecnológico chino en relación a Japón y las potencias europeas y la lengua y la escritura. Muchos intelectuales señalaron que la variedad de lenguas que se hablaba en el territorio y el analfabetismo eran obstáculos para superar el atraso. Partiendo de estas ideas, después de la fundación de la República Popular en 1949, el gobierno construyó una política lingüística que removiera estos obstáculos.
¿Cómo fue esa política?
El trabajo del Estado avanzó por dos vías: la lengua y la escritura. En relación a la lengua, lo principal fue la elección de una variedad lingüística para que sea la lengua oficial: la manera de hablar del norte de China, más específicamente de Beijing. Elegida la variedad, sobre ella se hicieron operaciones de pronunciación y de léxico. Es decir, por un lado, normalizar la pronunciación, definir cuál es la pronunciación correcta de las palabras. La base de esta normalización es el sistema del PinYin que se publica en 1958 que propone cómo se tienen que pronunciar las palabras para, de esta manera, lograr disminuir as diferencias entre las diferentes regiones. Por otro lado, desarrollar un vocabulario que la haga útil para nuevas funciones como la administración moderna o la ciencia, por ejemplo. Por último, difundirla a través de la escuela, la radio, el cine. Todavía hoy, para trabajar en la tele o en la radio en China tenés que rendir un examen para mostrar que pronunciás correctamente. Dicho sea de paso, en Argentina, ocurre lo mismo.La enseñanza que se imparte en el ISERno incluye, por ejemplo, las entonaciones demasiado locales. Todo esto consolida el 普通话, Putonghua, que es lo que conocemos como chino estándar o mandarín, que es lo que se enseña en las escuelas en China y es lo que se estudiamos los extranjeros que queremos aprender chino.
¿Y en relación a la escritura?
Las políticas sobre la escritura tienen el objetivo de reducir el analfabetismo y pasan, centralmente, por simplificar los caracteres. Hoy un carácter chino es más fácil de escribir que antes de estas reformas. Es más simple, tiene menos trazos.

¿Fuera de Beijing el mandarín se siente como una imposición ?
No lo advierto. Creo que puede tener que ver con una tradicional confianza china en las decisiones del Estado. Con una excepción significativa: Hong Kong. Ahí sí hay conflicto sobre la imposición del mandarín, porque se lo ve como una señal de la dominación de China continental. Durante la dominación del Reino Unido, en Hong Kong se habló cantonés y se escribió con caracteres tradicionales, e inglés. Cuando China recupera la soberanía sobre las islas impone el 普通话, Putonghua, el chino estándar y los caracteres simplificados. En este caso, la lengua y la escritura sí son territorio de disputa política. Un caso diferente es el shangainés. Los shaniganeses tienen mucho orgullo por su ciudad, rica, sofisticada, global y gustan de diferenciarse de otras ciudades de China, incluso de Beijing.
El español desciende del latín y se piensa que el latín comparte un origen indoeuropeo con muchas otras lenguas. El chino, sin embargo, parece que está ahí desde siempre, se dice que es masomenos igual hace 5.000 ¿Es así?
Lo que tendría 5.000 años es el sistema de escritura, no las lenguas. Todas las lenguas van cambiando con el transcurso del tiempo. El sistema de escritura que comparten el cantonés, el shangaines o el pequinés, pero no ellas mismas. Estas lenguas son todas parte de la familia de lenguas sino-tibetanas. La mayoría de las lenguas de esa familia se habla en china y en Nepal y en el norte de India. En este sentido, el puntonghua forma parte de esa familia.
¿El japonés y el coreano son parte de ese mismo grupo?
No, ninguna de las dos. La confusión se da porque tanto los hablantes de coreano como los de japonés en algún momento de su historia tomaron el sistema de escritura chino para escribir sus lenguas. Pero una cosa es el sistema de escritura y otra la lengua. Con el tiempo, coreanos y japoneses terminaron desarrollando sistemas de escritura propios que se ajustaran mejor a sus lenguas.
¿Hay influencias entre las lenguas indoeuropeas y las sino-tibetanas en algún momento de la historia?
No es un tema que yo particularmente haya trabajado. Pero me atrevo a decir que son pocas. En la escritura china Los signos de puntuación, por ejemplo, son de aparición relativamente reciente.
¿Puede ayudarnos a entender cuáles son las diferencias de funcionamiento que hay detrás de un sistema alfabético y un sistema como el de la lengua y la escritura chinas?
Para nosotros, hispanoparlantes, es muy natural sentir que la lengua y la escritura van de la mano, que cuando uno habla la lengua, está hablando la escritura. Pero no hablamos como escribimos. Lengua y escritura son dos sistemas diferentes con reglas distintas. Desde las reglas de puntuación, inexistentes en la oralidad, hasta el orden de las palabras, muy diferente en la oralidad y en la escritura.
En las lenguas con un sistema de escritura alfabético se supone que hay una cierta correspondencia entre el grafema y el fonema. El fonema son las unidades mínimas de la lengua, los sonidos podríamos decir, y los grafemas las unidades mínimas de la escritura. Se supone que es una escritura alfabética hay una correspondencia entre grafema y fonema. Esa correspondencia puede ser mayor o menor. En el caso del español es mayor que en el francés, en el que, por ejemplo, se escriben tres vocales y se pronuncia una sola. Ahí hay mucho menos correspondencia entre grafema y fonema.
También hay sistemas de escritura que son silabarios, como la escritura japonesa y coreana. Cada grafema corresponde a una sílaba, no a un fonema. Por último, en el otro extremo de correspondencia fonema-grafema, están las escrituras como la china donde cada grafema se corresponde una unidad mínima de la lengua, pero no una unidad mínima de sonido sino, conceptual. En general, se dice que en el caso chino esa unidad es un morfema. Pero hay discusión sobre cómo caracterizarla.
Pongo un ejemplo usando el español. La palabra «soledad» está compuesta por dos partes: una que se vincula con estar “solo” y lo que le da el carácter de sustantivo a esa palabra. A cada idea le corresponde un morfema, uno para la idea de algo que está solo, el adjetivo “solo”, y otro para la idea de sustantivo, el sufijo «dad» que transforma ese adjetivo en un sustantivo. Por ejemplo, los caracteres 上 y 下, shàng y xià, representan la idea de arriba y de abajo respectivamente, ahí hay dos morfemas. Se afirmas que el 80% de los grafemas chinos representa un morfema, una idea, un concepto. Sin embargo, no es solo información del sentido la que aportan los sinogramas sino quela mayoría de ellos también tiene una parte que nos da una pista de su pronunciación. Por esto se dice que la escritura china es morfofonemográfica. Además, hay grafemas que sí representan sonidos, fonemas. Por ejemplo, 巧克力, se pronuncia, Qiǎokèlì ysignifica “chocolate” En ese caso, los caracteres no representan morfema sino sonidos. El primer carácter se pronuncia qiǎo, el segundo kè, y el tercero lì. Unidos son una transliteración al sistema de escritura chino de una palabra presente en otros idiomas.
Seguramente esto trae diferencias importantes en la enseñanza.
Desde luego. Creo que la diferencia más grande está en el uso de la memoria. Para aprender a escribir chino, todo es memoria. Memorizar qué caracter representa la idea que uno quiere escribir. Y todo esto está muy organizado en la enseñanza. En primer grado se aprenden, no me acuerdo los números exactos pero, 300 caracteres, en segundo 400, en tercero 500 y terminás la escuela primaria sabiendo 2400. Y no cualquier caracter, sino los 2400 que el Estado estableció que hay que saber antes de los 12 años. En la escritura alfabética uno no necesita tanto la memoria, porque puede descansar más en las reglas de composición para muchas palabras.
En chino, el verbo para referirse a lo que hay entre la escritura y la oralidad en es “leer”, en español, inglés o francés sería “escribir”. En una clase de inglés o de francés es habitual preguntar cómo se escribe una palabra cuya pronunciación se conoce. En una clase de chino es más habitual preguntar cómo se lee un caracter ¿Hay una primacía de la escritura sobre el habla?
Eso parece ¿No? El examen internacional de chino, el HSK, no tiene una parte de evaluación oral. Es un examen que tiene lectura, audición, y, escritura. Para la oralidad hay otro examen diferente: el HSKK. De hecho, creería que para un hablante nativo de chino, que un extranjero sepa escribir en chino es una habilidad sorprendente. Los chinos piensan el habla y la escritura mucho más separadamente que nosotros. Y la escritura tiene un estatus especial.
En una dirección similar, lo primero que hizo el Estado chino para normalizar la oralidad fue normalizar la lectura en voz alta. Es decir, uniformar la manera en que se leen lo que está escrito, con independencia de cómo se habla todos los días. La política del Estado para homogeneizar la lengua no puso sus esfuerzos en homogeneizar la manera en que las personas hablan cotidianamente sino en homogeneizar cómo leen los caracteres. Que en el habla cotidiana, en cada región se hable como quieran pero que cuando vean un caracter todos lo lean igual. Así, el habla se va homogenizando desde la lectura, es decir, desde la palabra escrita.
Pero, cuidado, no aseguraría que en las lenguas alfabéticas el habla rija la escritura. Muchas personas pueden decir algo más parecido a “ojcuro” que a “oscuro”, pero nadie va a escribir “ojcuro”. No escribimos como hablamos, sino como dicen las instituciones que tenemos que escribir. Principalmente, el Estado a través de la escuela, pero también las academias y los medios de comunicación. En China no hay academia como la RAE, pero si una política lingüística construída desde el Estado.
¿Y cómo se forma en chino una palabra nueva? En castellano, primero la hablamos, después de la escribimos, como resetear o espoilear.
En primer lugar, esos ejemplos son préstamos a partir del inglés. Su escritura, unn poco, copia esos modelos. Si no, pensemos en porqué escribimos “jean” pero decimos algo más parecido a “yin” que a lo “jean”. En general, sí la innovación suele ser primero en la oralidad: un ejemplo que pienso ahora es el “A re” que, realmente, no sabría escribir. En chino funciona igual, a veces tomando algunos sinogramas que ya tienen un sonido claro, como el ejemplo que ya comentamos de 巧克力, se pronuncia, Qiǎokèlì y significa “chocolate”.
¿Caracteres que representan sonidos, no significado?
Sí. Pero miren lo a veces se hace con marcas comerciales. Las empresas buscan caracteres que suenen como suena el nombre de la marca en su lengua de origen, pero buscan caracteres que, además de sonar parecido, tengan un significado valioso o atractivo. “Coca Cola” se escribe 可乐; esos caracteres se pronuncian “kělè” y su referencia es la gaseosa que todos conocemos. Pero, a la vez, esos caracteres pueden traducirse como “puede dar felicidad». La empresa buscó una combinación de caracteres que suenen parecido y, a la vez, tenga un significado positivo. Porque hay otros caracteres que podrían sonar parecido, pero no tener significados valiosos para la marca.
Otro caso interesante de innovación en el idioma chino viene con el lenguaje inclusivo. En chino, los pronombres “él” y “ella” se pronuncian igual, Tā, pero se escriben diferente, 他 y她, respectivamente. Entonces, algunos movimientos que están pensando estas cuestiones están promoviendo el uso del “Tā”, en nuestro alfabeto, para los casos en los que alguien quiere escribir el pronombre de tercera persona sin distinguir el género.

Hay mucha curiosidad sobre cómo el rejuvenicimiento chino puede expandir la cultura de los países de la tradición europea. Con este en mente, ¿Hay un programa de exportación del idioma chino?
El Instituto Confucio está en el centro de eso. El Instituto Confucio es un organismo que depende, a la vez, del Ministerio de Educación y del Ministerio de Relaciones Exteriores chinos. Su objetivo principal es enseñar el idioma fuera de China. La exportación del chino es una de las puntas de lanza de la exportación de China como idea, como horizonte y como cultura. En todo el mundo los institutos Confucio difunden la cultura china mientras enseñan idioma. Creo, sin embargo, que esto puede tener un problema principa. En las clases se construye una idea de Cultura china y, en realidad, hay muchas maneras de ver y de ser chino, China es un país inmenso, lleno diversidad. La idea de la China milenaria no representa lo que es China en su totalidad.
¿Diría que hay una manera específica de enseñar chino y China del Instituto Confucio?
Sí. Y hay una gran diferencia con otras formas de enseñar chino y pensar China. Cuando el Instituto Confucio entra en países con tradición de estudio de China y del idioma chino hay un colapso de metodologías. En lugares donde las universidades tienen tradición de enseñanza del chino choca la llegada de una institución con tanta autoridad y métodos diferentes. Esto pasa en Estados Unidos, en Francia en Alemania. En la Argentina esto no se ve porque no tenemos tradición de la enseñanza del chino.
¿Compite con el inglés para volverse una lengua internacional?
No creo que compitan. El inglés, en un punto, está muy instalado como lengua de los negocios y de las ciencias. No creo que el chino quiera competir en ninguna de las dos áreas. De hecho, en China se aprende mucho inglés también y se ofrecen muchas carreras en inglés para extranjeros. No obstante, sí creo que el chino va a ser una lengua cada vez más conocida en los próximos años. Cumplirá algunas funciones globales y, especialmente, será valorado en las cada vez más numerosas interacciones con China. Aun si una parte importante de esas interacciones siga haciéndose en inglés, va a estar bien visto tener conocimientos de chino. Esto ya está pasando en todo el mundo.
¿Hay un prestigio del chino?
Lo hay. Aunque es ambiguo. Porque, por un lado, se dice que el chino es la lengua del futuro y está muy difundida la idea de que hablar chino es la puerta de entrada a negocios con chinos. Sin embargo, por otro lado, en la Argentina hay un fenómeno de “China sin chinos”, cuya expresión más triste es la xenofobia contra la comunidad china. El crecimiento del interés por el idioma no está pegado a un crecimiento del interés por la cultura china, por su historia, por su cine o su literatura. Hay mucho interés por la política internacional, por lo que se hace el Estado chino, por la economía china. Pero no tanto por conocer la cultura china, menos por la vida de las comunidades de tradición china. Los discursos xenófobos que, en general, tienen como objeto a los propietarios de supermercados son una muestra de este punto.
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María Florencia Sartori es licenciada en letras por la Universidad de Buenos Aires. Actualmente se encuentra terminando sus estudios de doctorado en lingüística en la misma universidad. Su investigación doctoral se vincula con las políticas en enseñanza del chino a descendientes de migrantes en la CABA. Desde el año 2011 es profesora de semiología en el CBC.