¿Un RPG de la UBA? La pregunta es ¿Por qué no? Es normal, entre algunos estudiantes, hacer referencias a su paso por la universidad como una carrera de obstáculo o, incluso, un juego por niveles. Cada contingencia durante la cursada transforma al estudiante en el héroe de un nuevo tipo de aventura.
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Quizás hayan escuchado alguna vez de la existencia de un videojuego sobre la UBA (muy probablemente acompañado por un “hacen eso porque no laburan”). Fue una saga de dos partes publicadas a fines de 2013 y principios de 2016, enfocándose la primera parte en la Facultad de Filosofía y Letras y la segunda en el resto de la UBA.
Me preguntaron varias veces sobre el origen de los juegos, así que se me ocurrió aprovechar la oportunidad que tengo de participar en esta revista para hablar un poco sobre ellos.
CÓMO NACIÓ FINAL PUANTASY
Corría el año 2013 cuando en la revista COMUX[1] apareció una tira que contaba la historia de un estudiante yendo a rendir un final, utilizando los gráficos del Final Fantasy. En la página de COMUX la tira era presentada en forma de videojuego, donde se le daban diferentes opciones al jugador para cambiar la historia. Cuando vi eso pensé que era una gran idea, pero que desperdiciaba mucho potencial. Pero era entendible: desarrollar un juego entero no es fácil y lleva tiempo. Aun así, sabiendo que contaba con un grupo de al menos veinte personas que lo jugarían, empecé a desarrollar mi propio juego donde, en lugar de traer llevar la UBA al mundo del Final Fantasy, llevaría a los RPGs clásicos al mundo de la UBA, para ponerlos en contacto no solamente con el estilo de vida de un “puanner”, sino haciendo funcionar los mitos de la Facultad con clichés y dispositivos del género. Tras seis meses de desarrollo, en diciembre de 2013 salió Final Puantasy (del juego de palabras entre Final Fantasy y Puan, la calle en la que está Filo). El juego cuenta con tres finales alternativos, personajes extra, misiones extra, galería de imágenes y hasta dos canciones compuestas específicamente para él. Fue bien recibido entre amigos, aunque esperaba al menos llegar a un par de estudiantes más.
De a poco, el grupo de Facebook que armé sobre el juego empezó a llenarse. Gente de Sociales, de Medicina, de Exactas, se comunicaban conmigo para agradecerme y felicitarme por el juego. Muchos preguntaban por una continuación, y les respondía que es algo que no podía hacer en el momento. Casi dos años después de la salida del Final Puantasy tuvieron su respuesta, cuando salió el Final Puantasy UBA, que extendía la historia a lo largo de todas las demás Facultades de la UBA. Varios se comunicaron conmigo contentos por haber agregado contenido de las Facultades, los mitos que hay en cada una de ellas: las tres aulas con el mismo número en la Facultad de Ingeniería, las fiestas en la morgue de Medicina, entre otros. A la vez, también relacioné eventos del pasado con el juego, aunándolos con la ficción de la saga: la construcción de la sede de Filo que nunca se hizo en Plaza Houssay o los médicos desaparecidos durante la dictadura. La saga hace una reconstrucción con materiales del pasado y del presente, reformándolos desde la sátira hacia los videojuegos.
Durante el seminario de Luthor, al mencionarse el Final Puantasy, una compañera preguntó, ya que este juego toma tantos elementos de la Facultad de Filosofía y Letras, si tendría repercusión para aquellos ajenos a la institución. El tiempo probó que sí, en gran parte gracias a la manera en que está planteada la historia: al utilizar un personaje nuevo en la Facultad, todas las instancias en las que se le explique algo al personaje sirven para explicarle al jugador. Como si no alcanzara, el personaje principal está planteado como alguien inocente y absolutamente desconocedor del mundo universitario, por lo que recibe gran cantidad de explicaciones a lo largo del juego. Esto es algo que los videojuegos vienen haciendo desde hace décadas, ya sea a través de la entrada del personaje a un mundo que desconocen él y el jugador, la amnesia, etc.
Al día de hoy, los dos juegos juntos suman casi 6000 descargas y los grupos de Facebook sobre el juego siguen sumando gente todas las semanas (el público que se renueva)
FINAL PUANTASY Y LOS ESTUDIANTES
Si bien Final Puantasy UBA relata los eventos a través de las 13 Facultades de la UBA, intenté invadir lo menos posible estos espacios. Creo que sería pretencioso decir qué se hace y qué no en cada Facultad. En cambio, me limité a tomar lo que recopilé en conversaciones con estudiantes y lo que leí en foros, sumado a un pequeño estudio sobre la historia de cada Facultad. De esta forma, esperaba (o imaginaba, mejor dicho) que algún estudiante tomara la posta y dijera en su Facultad “esto hay que hacerlo de otra manera”, para así comenzar su propio juego. Al día de hoy, se comunicaron tres grupos diferentes conmigo interesados en hacer su propio juego sobre sus respectivas Facultades, para pedirme consejos o hacerme preguntas. Uno de los estudiantes incluso me mandó una demo de veinte minutos para probar.
Con esto quiero decir que mi principal intención con el Final Puantasy es entretener, pero también contagiar a los demás.[2] Demostrar que es cuestión de esfuerzo, paciencia y freeware. Vivimos en una era donde no sólo –con algo de suerte- podemos contactar a los creadores de lo que nos guste sino que tenemos internet para conseguir las herramientas para hacer lo que sea o para buscar cómo aprender a usarlas. A veces tres líneas de diálogo en una aventura gráfica indie valen más que siete horas de diálogo hablado en un juego AAA. A veces una tira dibujada en Paint genera más en el lector que un cuadro al óleo de veinte metros de largo. Escriban, dibujen, programen, bailen. El público va a ir a ustedes.
[1] COMUX fue una revista publicada por estudiantes de FSOC hasta el año 2013. En el 2015 volvió a publicarse, pero hay novedades de ellos desde finales del año pasado. Tampoco puede accederse a su página web.
[2] Siempre que digo eso me acuerdo cuando al estrenar el primer juego me acusaron en Facebook de plagiar al Final Fantasy UBA de COMUX. Esta persona me preguntó: “¿Y a vos te gustaría que venga alguien y haga un juego sobre su Facultad, ignorando a este?”, a lo que le respondí que me encantaría.