Los procesos económicos son siempre ambiguos. Mientras por un lado implican una mejora de los niveles de vida y un aumento de la producción de riqueza, al mismo tiempo se abre un espacio donde habrá nuevas formas de injusticia. ¿Cómo fue el desarrollo particular de la Revolución Industrial en Europa y Latinoamérica? ¿Qué tensiones entraron en juego? Micaela Litwin nos presenta una reflexión al respecto.

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Cuando hablamos de Revolución, hablamos de un cambio violento y radical en las instituciones políticas de una sociedad o de un cambio brusco en el ámbito social, económico o moral, como es el caso de la Revolución Industrial, que se produjo en Europa (especialmente en Inglaterra) en el siglo XVIII, y sirvió para cambiar radicalmente la estructura de la organización social. Los hombres comenzaron a ser reemplazados por las máquinas, que producen más y cuestan mucho menos.

Esta Revolución dio un giro en el desarrollo del mundo. Los cambios que ocurrieron gracias a este periodo no fueron sólo tecnológicos sino también sociales, ambientales y demográficos. A partir de ese momento podemos decir que vivimos en un mundo totalmente industrializado.

¿Cómo surge la Revolución Industrial? Podemos decir que la clave de esta revolución fue la inmersión de la máquina de vapor de la mano de James Watt, quién pudo mejorar el rendimiento de la máquina, desperdiciar menos vapor, y crear un condensador separado que evitó la pérdida de energía de las primeras máquinas, de ahí en más, con el perfeccionamiento de Watt se utilizaron en todo el continente.

En el siglo XVI creció la importancia de la industria a domicilio. Aquí los trabajadores trabajaban en sus domicilios con sus propias herramientas, para un comerciante-empresario, que les encargaba los quehaceres y les daba la materia prima retirando luego lo elaborado. La mayoría de los trabajadores eran campesinos que realizaban la actividad industrial cuando dejaban las tareas agrícolas. Era un sistema flexible, la producción se regulaba según la demanda y el empresario no estaba obligado a tener un vínculo con el trabajador.

La industria pasa a ser la actividad económica líder. Desde la Revolución industrial la población rural disminuye y aumenta la urbanización. La sociedad industrial comenzaba a basarse en la industria y los servicios. Crece la producción y la productividad. Aquí la población deja de trabajar en la agricultura ya que con menos brazos se obtenía la misma cantidad de alimentos.

La primera Revolución fue Económica y Tecnológica: El comercio se transformó a fines de la edad media en la actividad más dinámica de la economía Europea. La revolución comercial abrió el camino para la expansión de los intercambios inter-europeos e internacionales. Se combina aquí el crecimiento económico, la innovación tecnológica y organizativa y las transformaciones en la sociedad.

El crecimiento económico y el aumento de la población es posible por la innovación tecnológica y organizativa, la tecnología se debe al uso de máquinas que reemplaza la habilidad humana y la organizativa consiste en el nacimiento del sistema de fábricas es decir la industria fabril. A medida que ésta última avanza, la población y la producción se concentran en las ciudades. Es así como cambian las condiciones de trabajo y hay más empleados en las fábricas, lo cual dio origen al proletariado industrial. La nueva clase obrera está compuesta por trabajadores asalariados que no son propietarios de los medios de producción sino que venden su fuerza de trabajo.

El crecimiento económico acortará la distancia entre países pobres y ricos, y calmará las diferencias sociales de cada uno. Por otra parte, la Revolución Industrial fue una revolución tecnológica que transforma los procesos de producción y distribución y cambia la ubicación de la riqueza y el poder.

¿Qué papel cumplía la mujer dentro del proletariado? La actividad más característica de las mujeres era el hilado. Cuando comenzó a utilizarse la Jenny, se veía como una amenaza para los oficios femeninos de base familiar, ya que era una máquina sencilla, accionada por el trabajador y en esta un solo obrero podía realizar varios hilos a la vez y el trabajo humano se multiplicaba. Con la energía inanimada, la situación se modificó. Las mujeres pudieron realizar tareas, antes reservadas a los hombres, pero como el trabajo femenino seguía considerándose inferior, los salarios seguían siendo menores.

La mujer tuvo participación activa real en el mundo laboral a partir de la primera guerra mundial en 1914. Desde ese momento, con los hombres en la guerra y sus necesidades descubiertas, la mujer tomo el lugar de sus hombres en las fábricas y comenzó la producción de todo lo necesario: ropa, calzado, armas, alimentos. Para la segunda guerra mundial en 1939, la mujer había crecido precipitadamente y podía ocupar cualquier puesto de trabajo, anteriormente asignado a hombres.

Como la jornada laboral era intensa y extensa y los trabajadores estaban acostumbrados a trabajar con sistemas más flexibles, se comenzó a contratar a niños ya que no estaban acostumbrados a ningún sistema, su salario era menor y eran más dóciles que los adultos. El trabajo infantil constituye el aspecto más aberrante de las Revolución Industrial ya que las condiciones solían ser inhumanas.

En 1802 el parlamento aprobó una ley para proteger a los niños que trabajaban en las fábricas. Con el siglo XIX la situación mejoró y luego de varias décadas se prohibió el trabajo de los menores en las fábricas. El progreso tecnológico depende de la capacidad inventiva de una sociedad y de la disposición de los empresarios para adoptar nuevos métodos de producción

Joseph Schumpeter, afirmaba que los cambios económicos se originan gracias a la acción de los empresarios innovadores que eran capaces de poner en práctica nuevas combinaciones. Consideraba a estos empresarios innovadores como el fenómeno fundamental del desenvolvimiento económico.

Entre los siglos XVIII y XX fueron muchísimos los cambios en la industria mundial, a la inserción de la máquina de  Watt y la creación de las industrias, se le sumaron las críticas y posteriores mejoras de Frederick W. Taylor(2) y Henry Fayol(3) que aportaron la organización científica y administrativa a las empresas.

Taylor elaboró una ciencia de cada operación de trabajo y la dividió en cinco principios. Planeamiento: sustituyendo la improvisación por la ciencia, mediante la planeación del método. Preparación-planeación: Seleccionando científicamente a los trabajadores de acuerdo a sus aptitudes y prepararlos, entrenarlos para producir más y mejor. Control: controlar el trabajo para certificar que el mismo está siendo ejecutado de acuerdo con las normas establecidas y según el plan previsto. Ejecución: distribuir distintamente las atribuciones y las responsabilidades, para que la ejecución del trabajo sea disciplinada.

Por su parte Fayol, resumió el resultado de sus investigaciones en una serie de principios que toda empresa debía aplicar: la división del trabajo, la disciplina, la autoridad, la unidad y jerarquía del mando, la centralización, la justa remuneración, la estabilidad del personal, el trabajo en equipo, la iniciativa, el interés general, etc.

Entonces podemos afirmar que desde el punto de vista tecnológico la primera Revolución Industrial implicó la utilización de nuevas fuentes de energía, de maquinas destinadas a la producción del transporte, de sustitutos para las materias primas de origen animal y vegetal, y las nuevas formas de organización de la producción y del trabajo, que se resume en el sistema de fábrica.

Es así como surge el nacimiento de la empresa moderna con una organización burocrática, diversas funciones y una estructura jerárquica y descentralizada, administrada por gerentes asalariados y cuya forma jurídica es la sociedad anónima. Esta se construyó más que nada por la ampliación de los mercados, ya que el volumen de producción se incrementó, convirtiéndose en una de las instituciones características del capitalismo industrial.

Las primeras grandes empresas modernas fueron los ferrocarriles. Gracias a estos se abarató y agilizó las comunicaciones internas en áreas donde la geografía lo permitía, ya que este se podía construir en cualquier terreno. En Argentina, por ejemplo, (un país de vastos territorios, cuyos centros de población y producción se encontraban aislados por enormes extensiones desiertas), el ferrocarril podía significar la solución a profundos problemas sociales y económicos. La gestación de su red ferroviaria empezó en 1865, creándose contratos entre empresas inglesas y el Estado, con el fin de instalar ferrocarriles en territorio argentino. En 1867 se inauguró la primera línea férrea que contaba con el financiamiento de la provincia de Buenos Aires, es así como comenzó el ferrocarril Oeste de Buenos Aires. En 1873 el gobierno de la provincia de Buenos Aires se hizo cargo del mencionado Ferrocarril Oeste. En 1932, cerca de 800 hectáreas dentro de la ciudad de Buenos Aires eran propiedad de siete empresas ferroviarias.

Siguiendo con los ferrocarriles como las grandes empresas modernas, podemos decir que la construcción de varias líneas ferroviarias demando inversiones de capital. El ferrocarril hizo que se desarrollaran nuevas formas de financiación y de organización de las empresas. Para entonces se desarrollaron instituciones financieras, nuevas formas de organizar la empresa y comienza la exportación de capitales.

Si pensamos en el exponente más grande que tuvo la industria en cuanto a su organización no podemos olvidarnos de Henry Ford(4) ya que fue quién conjugó todo lo aportado por sus antecesores y puso en práctica la producción en masa (fordismo). Fue quien pudo tomar partes de los aportes de Taylor implementando turnos, descansos y comidas viendo que si el trabajador era cuidado mejoraba su producción.

La experiencia histórica ofrece ejemplos en los que la acción estatal impulso la industrialización. Lo hizo a través de la protección aduanera, los incentivos a la inversión, la construcción de transportes y servicios o la participación en la actividad empresarial. El estado puede también asumir un papel como promotor de la industrialización. La productividad creció gracias a la utilización de máquinas, el uso de las nuevas fuentes de energía y la nueva forma de organizar el trabajo. Es así como de la Revolución Industrial surgió una sociedad más disciplinada, que incremento más productividad en el trabajo y precios más accesibles en el mercado.

La revolución industrial dividió a las naciones en dos grupos fundamentales: los países desarrollados generadores de maquinarias e industrias y los países subdesarrollados que fueron los generadores de la materia prima. Tal es el caso de América Latina que presentó un gran crecimiento y hasta podría hablarse de progreso. Sin embargo este llamado “avance” se mantuvo vinculado a la urgencia de compras de los países desarrollados de Europa y Estados Unidos.

¿Cómo afectó la Revolución Industrial en América Latina? Uno de los primeros países industrializados en América Latina fue la República del Paraguay, por ese entonces una trilogía gobierna el Paraguay durante más de cinco décadas. Iniciada por José Gaspar Rodríguez de Francia, la continúa su sobrino Carlos Antonio López, quien abdica en su hijo Francisco Solano López. Gracias a la Revolución Industrial, la dinastía logra que el país goce de estabilidad y una cierta prosperidad. En 1856 se inaugura el ferrocarril, primera vía férrea de Sudamérica. También instala el telégrafo, promueve la fabricación de papel y tejidos y establece la primera fundición de hierro de Hispanoamérica.

Hasta acá pareciera que Paraguay era un país en vías de industrializarse gracias a la obra de estos gobiernos que se sucedieron luego de la independencia. Pero sin una clase burguesa industrial y con un Estado cuya base eran los sectores campesinos, no había quien desarrollase una industria que fuese orgánica de la estructura paraguaya. De hecho, es bien conocida la historia que luego de la Guerra de la Triple Alianza (Brasil, Argentina y Uruguay contra Paraguay, 1864-1870), esa industria desapareció.

Cuando Estados Unidos ya se había expandido y era una gran potencia industrial, su política hacia América Latina fue de control económico y militar. El objetivo era sacar del continente a los europeos que aún tenían colonias en América y proteger los intereses de las empresas norteamericanas instaladas en varios países latinoamericanos. A esta relación se la conoció como la política del “gran garrote” y fue impulsada entre otros por el presidente Theodore Roosevelt.

Mientras el mundo se veía reflejado en su gran industrialización hubo cambios notorios en la sociedad. La burguesía fue el grupo social que más beneficios obtuvo de los cambios producidos por la revolución.

De nuestra famosa “burguesía nacional” podríamos decir que su momento de gloria fueron los años ochenta, a la salida de la dictadura militar, cuando representaban más de un tercio de la cúpula empresarial en la Argentina. La clave de este crecimiento se produjo, en gran parte, por el vínculo peculiar que establecieron con la intervención estatal.

En su acepción corriente el término burguesía nacional es utilizado para indicar el comportamiento y los proyectos de la clase dominante. Es un concepto político que no describe solamente la presencia de industriales o banqueros argentinos. Se refiere a los propietarios de los medios de producción que reúnen ciertos atributos para impulsar un modelo de crecimiento hacia adentro semejante al que prevaleció desde los años 40 hasta los 70. Estos rasgos incluyen jerarquizar el mercado interno, apuntalar la acumulación endógena y desenvolver políticas económicas autónomas. Estas características están ausentes en la actualidad y por eso se habla de reconstruir al actor de ese modelo capitalista. Lo que sí existe en estos momentos en el país es una burguesía local, que desarrolla negocios y conductas muy diferentes a su contraparte nacional. En la cúpula industrial ya no predominan los personajes e instituciones del pasado, sino diversos sectores estrechamente asociados al capital extranjero. Entre ellos juegan un rol protagónico las empresas transnacionalizadas que han buscado contrarrestar la declinación del mercado argentino con operaciones en el exterior.

 

 

 

Bibliografía:

López Nadal: La Europa Preindustrial.

Barbero M. Inés: El significado de la Revolución Industrial / Los factores condicionantes de la industrialización / Las economías industriales en la segunda mitad del siglo XIX / La formación de la clase obrera.

Landes David: Progreso tecnológico y R.I

Dobb Maurice: La transición del feudalismo al capitalismo.

 

(1) James Watt nació en Greenock, Reino Unido en 1736 y murió en 1819: Fue un Ingeniero escocés cuyo perfeccionamiento de la máquina de vapor resultó clave para el desarrollo de la Revolución Industrial.

(2) Frederick Winslow Taylor nació en 1856 y murió en el año 1915. Fue un ingeniero mecánico y economista estadounidense, promotor de la organización científica del trabajo y es considerado el padre de la Administración Científica.

(3) Henry Fayol: Henri Fayol nació en Estambul en el año 1841 y murió en París en el año 1925. Fue un ingeniero y teórico de la Administración de empresas. Vivió las consecuencias de la Revolución Industrial y más tarde, la Primera Guerra Mundial

(4) Henry Ford: nació en EEUU en 1863 y murió en 1947. Fue el fundador de la Ford Motor Company y creador de la producción en serie de automóviles

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